Nota económica: la discusión sobre el ahorro

En el Informe de Estabilidad Financiera del Banco Central se sostiene que: "Retirar fondos previsionales significa reducir el ahorro de los trabajadores (...). Una economía para crecer y no depender exclusivamente del financiamiento externo, tiene que tener ahorro doméstico".  

Es curioso que el ahorro doméstico prácticamente se reduzca, en el enfoque del Banco Central, al ahorro forzoso previsional de los asalariados. Este también está potencialmente constituido por el ahorro del resto de perceptores de ingresos, especialmente los ingresos del capital, ampliamente sobredimensionados en Chile. 

El INE acaba de publicar un informe que revela que la mediana de los ingresos de los ocupados es de 401 mil pesos en 2019. ¿Esos son los llamados a ahorrar para que las empresas hiperconcentradas sigan obteniendo financiamiento barato para seguir acumulando capital y enriqueciendo a un puñado de oligarcas? ¿En medio de una severa crisis de ingresos familiares de millones de personas por una explosión del desempleo? Es evidente que la prioridad hoy es sostener los ingresos de las familias. 

El tercer componente del ahorro interno, junto al que proviene de los ingresos del trabajo y del capital,  es el que constituye la diferencia entre los ingresos corrientes (impuestos) y los gastos corrientes del Estado, es decir el ahorro público. No hay ninguna razón para que en el futuro el Estado no incremente el ahorro público mediante una reforma tributaria que será inevitable y de la reducción de gastos superfluos, en vez de seguir manteniendo un modelo económico que funciona en base a bajos salarios y a ahorros forzados de esos bajos salarios. El Banco Central parece no haber caído en la cuenta que ese modelo de expansión del capital -que llaman crecimiento sin preguntarse de quién es el crecimiento- se agotó socialmente.

Retirar fondos previsionales significa que mucha gente puede salir de estrecheces económicas importantes, en ausencia de apoyos suficientes en ingresos y créditos de emergencia que el gobierno no ha querido pertinazmente activar a la altura de la crisis, estando en condiciones favorables para hacerlo. Si el gobierno hubiera actuado como corresponde, no habría razones para retiros de fondos previsionales.  

¿De dónde vendrá entonces el ahorro doméstico? Mala pregunta. El Banco Central no entiende lo suficiente que estos son tiempos de gasto, de sostenimiento de la demanda agregada para evitar un colapso económico. Solo una vez pasada la emergencia debe restablecerse una senda de incremento del ahorro. Pero no solo el de los trabajadores asalariados, como parece creer el Banco Central. También el de los perceptores de ingresos de capital, a través del estímulo de la reinversión y de ese otro ahorro forzoso que constituyen los impuestos al capital, que contribuyen al ahorro público.

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