En El Clarín Se ha puesto de moda afirmar con gran prosapia que las cotizaciones sean individuales y punto. Es aquello del «con mi plata no», salvo para alimentar con las comisiones que se pagan a las AFP sus utilidades insólitas o para financiar el perdonazo de la deuda contraída por las Isapres con sus cotizantes por cobros indebidos, con la protección de la mayoría derechista del Senado y de economistas al servicio de los intereses del gran empresariado. Nada de igualar un piso básico para hombres y mujeres, por ejemplo. Se argumenta que, si de solidaridad se trata, se debe hacer a través de transferencias directas financiadas con impuestos. Estas transferencias son necesarias, claro, pero la mutualización justa de riesgos y la solidaridad entre cotizantes y prestadores de servicios independientes también tiene sentido. Cada vez que un grupo establece una cuota para un asado, suele ser igual para todos si es más o menos homogéneo. Pero ¿no tiene acaso sentido eximir de pago o ...