Si alguien quisiera listar eventuales méritos del capitalismo, como su propensión a acumular, entre estos con certeza no se encontraría el de su capacidad de autoregulación financiera ni su estabilidad productiva. De acuerdo a Galbraith, los desastres financieros en las economías de mercado se olvidan con rapidez, y la siguiente generación “plena de juventud y siempre con una enorme confianza en sí misma” vuelve a tropezar con la misma piedra. Por ejemplo en los últimos veinte años. Seguir leyendo