Columna en El Mostrador Desde 1990 se viene desenvolviendo una disputa no resuelta sobre los tributos en Chile. La herencia dejada por los economistas neoliberales asociados a la dictadura militar fue la de una carga tributaria de 17,8% sobre el PIB en 1987 y de sólo 13,8% en 1990, es decir, un nivel haitiano o centroamericano. En 2012, llegó apenas a 17,4%, de modo que está claro que estos economistas y los intereses que representan hasta aquí han ganado la batalla y, más aún, lograron ampliar la audiencia para la tesis de mantener baja la carga tributaria y disminuir la progresividad de los impuestos directos (los que se aplican a los ingresos) en favor de los impuestos indirectos planos (los que se aplican a las ventas). Según su visión, de ese modo se producirían menos “distorsiones y pérdida de eficiencia” en la asignación de recursos, aun al precio de aumentar la regresividad de los impuestos, lo que se compensaría con un mayor crecimiento que beneficiaría a todos....