Posteo sobre noticias constitucionales


Bastante triste el desempeño de la "comisión técnica" del acuerdo constitucional. Dado que así lo habían firmado los presidentes de partido, y otros que se representaron a sí mismos sin mucho rubor (recordemos que estamos en tiempos de "narcisismo desregulado") dejaron fuera -postergados para mantener las formas- los temas de la paridad de género en la representación final en la Convención Constituyente, la presencia de independientes para dar más cabida al mundo social y la representación autónoma de los pueblos originarios. Los relatos indican que RN algo se abrió...pero que la UDI vetó todo. Y ahí sigue el problema.

Sigo sin entender -nadie es perfecto- por qué los nuevos partidarios de los consensos que tanto criticaron y admiradores de la magia de la página en blanco no asumen de una vez que el nudo político chileno es quitarle el poder de veto a la UDI y por qué no actúan en consecuencia. Los más viejos hemos testimoniado una y otra vez que ya fuimos engañados en la materia -de buena o mala fe, a estas alturas da lo mismo- por Jarpa y Allamand en 1989. Estos pidieron a Aylwin y Aylwin al resto de la coalición democrática, que aceptáramos el acuerdo negociado por Cáceres a nombre de la dictadura -y luego plebiscitado con nuestro apoyo en 1989- pero con el compromiso incumplido que las reformas democráticas se realizarían en el primer parlamento elegido. Aprovecho de recordar que no todo fue concesión de este lado. El artículo 5 que establece la prevalencia de los tratados internacionales sobre la ley interna es lo que permitió la anulación práctica de la ley de amnistía y los avances en derechos humanos, que no han sido pocos, de lo que los militares represores presos no están muy contentos.

Pero cometimos el error de confiar: Aylwin en Jarpa, nosotros en Aylwin y muchos en nosotros dado que nos habíamos jugado contra la dictadura con alguna eficacia. Y ese error -debimos haber tensado la situación, aunque hubiera sido muy riesgoso, y no aceptar el poder de veto contra la mayoría democrática desde el primer parlamento- marcó todo el largo derrotero de la transición que permitió mantener -hasta ahora- la regulación neoliberal de extensos espacios de la sociedad chilena y un poder de la oligarquía económica que fue creciendo sin parar.

Así, la historia parece repetirse, primero como tragedia pero luego ya como farsa, como decía un señor con barba en el siglo XIX...

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