Homenaje a José Boncompte

Hace justo 34 años José Boncompte fue asesinado 22 balazos mediante. Esto ocurrió en el marco de una operación criminal de la CNI en el sur del país, en este caso en Valdivia, donde se encontraba clandestino. En mayo de este año se ha producido la condena judicial en primera instancia a una parte de los agentes de la CNI que participaron en ese crimen a mansalva en agosto de 1984.

Compartí con Pepe exilio, militancia y sobre todo amistad en nuestros jóvenes días en París. El se había salvado luego de haber caído en Santiago en 1975 en manos de la DINA, como parte un grupo de resistencia clandestina del MIR junto a los hermanos Bonnefoy, momento en que otro compañero murió heroicamente disparando a un agente. Finalmente los tres sobrevivientes del episodio pudieron salir al exilio por tener otra nacionalidad que la chilena. Todo esto está recogido en el libro "Relato en el frente chileno" de Ilario Da (Michel Bonnefoy, en realidad).

Pepe era romántico, inteligente y buen amigo. Un día nos citó a otro amigo, Jacques Young, y a mi a un café para lo que sería su despedida, por el 78. Habíamos discutido meses y años sobre lo que, a mi parecer, era el infundado proceso de retorno clandestino que había decidido realizar la dirección del MIR. Yo era de los que pensaban que no haría avanzar las cosas, pero si tendría un nuevo alto costo humano que se agregaría a la derrota y masacre de 1973-75. Y que lo que se debía hacer era ir conquistando espacios en una lucha de desobediencia civil masiva y creciente y en una salida política antes que una lucha armada inconducente en nuestro contexto. Pero Pepe estaba decidido a seguir el otro camino. Nos dijo que a la hora de tomar su opción tenía en la memoria a su familia española que había participado en la guerra civil. Y que ese era su destino. Todavía recuerdo el abrazo de despedida que nos dimos, pues los dos sabíamos que posiblemente sería el último. Yo logré un retorno legal desde 1980, pero nuestros caminos no se volvieron a cruzar en Chile. Inmensa fue la rabia y la pena al conocer la noticia de su asesinato en Valdivia seis años después de nuestra despedida. En 1981 y en 1983 ya habían sido asesinados en Santiago los hermanos Sergio y Genaro Flores Durán, amigos también retornados clandestinamente desde París.

Pepe Boncompte había estudiado economía y administración pública en la Universidad de Chile. Un día en los años dos mil fui a hacer una clase a esa escuela y me encontré en un panel con un afiche de homenaje a Pepe y con una foto suya, lo que me impresionó y emocionó. Un grupo militante rendía homenaje a su manera a la memoria de alguien que había pasado por esas aulas en los años setenta y que había entregado su vida en la lucha contra la dictadura y por un mundo más justo. Sabían que esa no había sido cualquier decisión y que el sacrificio de Pepe merecía ser parte de la memoria colectiva.

Hoy más que nunca solo cabe el homenaje que se debe a los luchadores que dieron su vida por una causa noble y, en este caso, a mi amigo José Boncompte. Y honrar su memoria.

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