lunes, 27 de agosto de 2018

Homenaje a José Boncompte

Hace justo 34 años José Boncompte fue asesinado 22 balazos mediante. Esto ocurrió en el marco de una operación criminal de la CNI en el sur del país, en este caso en Valdivia, donde se encontraba clandestino. En mayo de este año se ha producido la condena judicial en primera instancia a una parte de los agentes de la CNI que participaron en ese crimen a mansalva en agosto de 1984.

Compartí con Pepe exilio, militancia y sobre todo amistad en nuestros jóvenes días en París. El se había salvado luego de haber caído en Santiago en 1975 en manos de la DINA, como parte un grupo de resistencia clandestina del MIR junto a los hermanos Bonnefoy, momento en que otro compañero murió heroicamente disparando a un agente. Finalmente los tres sobrevivientes del episodio pudieron salir al exilio por tener otra nacionalidad que la chilena. Todo esto está recogido en el libro "Relato en el frente chileno" de Ilario Da (Michel Bonnefoy, en realidad).

Pepe era romántico, inteligente y buen amigo. Un día nos citó a otro amigo, Jacques Young, y a mi a un café para lo que sería su despedida, por el 78. Habíamos discutido meses y años sobre lo que, a mi parecer, era el infundado proceso de retorno clandestino que había decidido realizar la dirección del MIR. Yo era de los que pensaban que no haría avanzar las cosas, pero si tendría un nuevo alto costo humano que se agregaría a la derrota y masacre de 1973-75. Y que lo que se debía hacer era ir conquistando espacios en una lucha de desobediencia civil masiva y creciente y en una salida política antes que una lucha armada inconducente en nuestro contexto. Pero Pepe estaba decidido a seguir el otro camino. Nos dijo que a la hora de tomar su opción tenía en la memoria a su familia española que había participado en la guerra civil. Y que ese era su destino. Todavía recuerdo el abrazo de despedida que nos dimos, pues los dos sabíamos que posiblemente sería el último. Yo logré un retorno legal desde 1980, pero nuestros caminos no se volvieron a cruzar en Chile. Inmensa fue la rabia y la pena al conocer la noticia de su asesinato en Valdivia seis años después de nuestra despedida. En 1981 y en 1983 ya habían sido asesinados en Santiago los hermanos Sergio y Genaro Flores Durán, amigos también retornados clandestinamente desde París.

Pepe Boncompte había estudiado economía y administración pública en la Universidad de Chile. Un día en los años dos mil fui a hacer una clase a esa escuela y me encontré en un panel con un afiche de homenaje a Pepe y con una foto suya, lo que me impresionó y emocionó. Un grupo militante rendía homenaje a su manera a la memoria de alguien que había pasado por esas aulas en los años setenta y que había entregado su vida en la lucha contra la dictadura y por un mundo más justo. Sabían que esa no había sido cualquier decisión y que el sacrificio de Pepe merecía ser parte de la memoria colectiva.

Hoy más que nunca solo cabe el homenaje que se debe a los luchadores que dieron su vida por una causa noble y, en este caso, a mi amigo José Boncompte. Y honrar su memoria.

jueves, 23 de agosto de 2018

Sobre desigualdad e impuestos

A partir de tres mensajes breves del 23 de agosto

Justo cuando la CASEN revela un aumento de la desigualdad en 2015-17 (¿qué dicen Valdés y Eyzaguirre?), Piñera baja el impuesto a las empresas y el impuesto a la renta vía reintegración. Varios cientos de millones de dólares regalados a los más ricos. Así va Chile.

El índice de desigualdad que mejor mide el fenómeno es el 10-40 (cuantas veces representa el ingreso del 10% más rico aquel del 40% más pobre). Bajó a 2,1 veces en 2017 desde 2,4 veces en 2006 (en una década) y 2,2 veces en 2013 (durante Bachelet II). Apenas se avanza y en el último bienio se retrocedió. En la OCDE la relación 10-40 es de 1,2 veces en promedio (y de 0,9 veces en Dinamarca y Finlandia). Falta un cambio laboral y tributario estructural. No hay más.

Para bajar la desigualdad a niveles OCDE, falta una mayor participación del trabajo en el ingreso con negociación colectiva real y salario mínimo más alto, mayores impuestos sobre recursos naturales y sobre emisión de contaminantes e impuestos a la renta más progresivos, volviendo al 50% en el tramo más alto de ingresos de 1990 y separando los impuestos a las utilidades de las empresas y a los ingresos de las personas.

Agrego que la literatura reciente (ver por ejemplo Rethinking Capitalism: Economics and Policy for Sustainable and Inclusive Growth, Mariana Mazzucato y Michael Jacobs, 2016) indica que un sistema laboral y tributario que induce menos rotación laboral, más formación y educación, mejor salud, más protección ante el desempleo y la vejez, más investigación y desarrollo para la innovación y más protección del consumidor, aumenta la productividad más que los mercados ilimitados y no gobernados por los poderes públicos y la sociedad. 

La innovación debe ponerse al servicio del desafío ambiental. Este es de vida o muerte para las nuevas generaciones, lo que nos obliga a transitar con celeridad a una economía descarbonizada y circular, en la que se haga durar y se recicle lo que se produce, con un consumo reorientado a lo funcional para no derrochar recursos y evitar el sobre-endeudamiento. Es decir, avanzar hacia una economía que crea empleos y genera ingresos para el bienestar social-ecológico y no solo para la expansión ilimitada de la acumulación de capital y de los mercados, que redundan cíclicamente en aumentos del consumo, pero también sistemáticamente en una gran concentración del ingreso, la precarización del trabajo, el endeudamiento de los hogares y el deterioro insostenible de los ecosistemas. De estos últimos temas trata mi último libro, que se presenta hoy en la editorial LOM.

miércoles, 15 de agosto de 2018

Más sobre el tema de Rojas-Ampuero

Escrito el 12 de agosto en Twitter, bajo el impulso de la indignación.
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Para M. Rojas exponer en un museo los crímenes contra la democracia y contra la humanidad de la dictadura de 1973-89 es un "uso desvergonzado y mentiroso de una tragedia nacional". Del nivel del diputado UDI Urrutia. ¡Y Piñera lo nombra ministro de cultura!

El Museo de la Memoria no es "una manipulación de la historia". Presenta una historia terrible, que hay que conocer para que no se repita. M. Rojas y R. Ampuero son parte de la pretensión deleznable de culpar a las víctimas de las acciones de sus victimarios.

Lo que Piñera busca al poner a personajes menores como Ampuero y Rojas como ministros es agredir a la izquierda. Al nombrar en Salud a un cómplice del encubrimiento del asesinato de Frei, agrede su memoria y a quienes comparten sus ideas. Demasiada soberbia gratuita.

Los que hicieron trizas la democracia fueron los que prepararon, ejecutaron y/o apoyaron un golpe de Estado sanguinario, ¡no los que se opusieron a él! ¡Hasta cuando tanta distorsión histórica y moral!

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Agrego que el tema no es tanto que existan estos personajes conversos, capaces de ser más furibundos que la extrema derecha para ganar puntos entre los poderosos 
a los que decidieron servir (incluyendo escribir novelitas sobre Allende o hablar en Suecia contra la inmigración), o que existan médicos que fueron cómplices de crímenes, sino que Piñera los nombre ministros o subsecretarios. La derecha en Chile no tiene remedio en su falta de respeto a los principios republicanos más elementales.

Y si hay algo que es especialmente inaceptable es, ya que no se pueden negar los crímenes a estas alturas, sostener que el hecho que se cometieran, desde el bombardeo de La Moneda en adelante, fue responsabilidad de la izquierda. La responsabilidad de los crímenes es de los criminales, no de las víctimas de los criminales, por ineficaces que hayan sido estos últimos o equivocados que hayan estado en sus propósitos políticos. Esa es harina de otro costal. El derecho penal reconoce como asesino al asesino, jamás al que lo haya supuestamente provocado. Todo lo que se diga en otro sentido no es explicar, es pretender justificar crímenes, en este caso contra la humanidad, los más graves que se pueda imaginarMás sobre el tema de Rojas-Ampuero en frases breves escritas en Twitter


13 de agosto

@tere_marinovic: "Una pregunta simple: si alguien visita el museo de la memoria, entiende por qué razón se produjo el Golpe, o cree que fue algo así como un antojo de las FFAA?

En respuesta:

¿Usted pretende decir que no hubo un diseño de A. Edwards y buena parte de la oligarquía económica y la ultraderecha, junto a Nixon-Kissinger, para impedir que Allende asumiera el gobierno en 1970? ¿Y derrocarlo apenas pudieran? No está en el Museo, fíjese. No es su función.

Bien la salida de Rojas. Lección: en la esfera pública republicana cabe asumir todas las consecuencias de la verdad histórica e inclinarse con respeto frente a los que sufrieron. Es lo menos para reparar en lo que se pueda el daño humano y social enorme provocado por la represión


14 de agosto

Ampuero: "el Museo de la Memoria no explica bajo qué circunstancias estalló el horror que condenamos”. El golpe tiene por origen las reformas de Frei y Allende, intolerables para la oligarquía, que decidió terminar con la democracia. Y EE.UU. no toleró que Allende gobernara.

Los responsables del golpe de 1973 fueron la derecha, la DC pro norteamericana y el gobierno de Estados Unidos. La izquierda no fue capaz de crear las condiciones para mantener un acuerdo con la DC y no polarizar a los sectores medios, pero fue víctima y no causante del golpe.

Las FF.AA actuaron como ejecutores del golpe y de la represión dirigidas por un alto mando circunstancial de extrema derecha. No olvidemos a los generales Schneider y Prats, al almirante Montero, al general Sepúlveda Galindo, constitucionalistas y demócratas como muchos otros.

jueves, 9 de agosto de 2018

Encuestas a la baja: ¿economía al alza?

Voces La Tercera

La calidad de las encuestas de opinión pública en Chile deja bastante que desear. El sondeo semanal que realiza una empresa por lo menos dejó de mezclar llamadas telefónicas con salidas a la calle, pero ostenta una tasa de respuestas por celular de solo 22%. Luego pondera las respuestas obtenidas por cuotas de sectores representativos de la población, lo que es un buen procedimiento que da razonables resultados predictivos en otros países, pero esto impide calcular márgenes de error al no tratarse ya de una muestra aleatoria, lo que la empresa de marras presenta igual sin fundamento estadístico alguno. Se echa de menos una regulación, como en otros países, de la presentación de los resultados de encuestas.

No obstante, hay un hecho que se repite en el mencionado sondeo y en otros: parece registrarse una caída sustancial de las opiniones favorables sobre Sebastián Piñera y su gobierno. Diversos comentaristas mencionan, a partir de ahí, la idea de una paradoja entre una baja de la popularidad presidencial y el buen desempeño de la economía. El problema es que ese desempeño no es tan dinámico como se lo presenta.

El Imacec (índice mensual de actividad económica) de junio aumentó en 4,9% respecto al mismo mes del año pasado, una muy buena cifra. Pero para evaluar la coyuntura económica lo adecuado es tomar trimestres más que meses y despejar los valores estacionales, que son importantes en la agricultura, la construcción y otras actividades. Así, el Imacec desestacionalizado del primer trimestre de 2018 (último de Michelle Bachelet) creció respecto al trimestre anterior a un ritmo anual superior al 4%, en el contexto de la tendencia más dinámica que la economía venía presentando desde la segunda parte del año pasado, coincidiendo con mayores exportaciones. Se había iniciado entonces una tardía pero clara recuperación del bajo crecimiento que ensombreció el panorama económico desde el segundo semestre de 2013. Al terminar el gobierno de Sebastián Piñera, se inició el colapso de la inversión minera y un estancamiento de las exportaciones. Esto no fue compensado consistentemente con inversión pública ni esfuerzos de diversificación, especialmente con la equivocada política ortodoxa del ministro Valdés. Este bajó durante tres años seguidos la inversión pública y estancó el gasto en investigación y desarrollo, que son importantes palancas de estímulo del crecimiento, junto a un tipo de cambio competitivo. Ahí se sitúa la falta de política de crecimiento del gobierno anterior y no en las indispensables reformas sociales, las que en cualquier caso podrían haber sido más claras y rápidas y fueron disminuidas por la oposición interna y externa al gobierno y por el Tribunal Constitucional.

Se constató en definitiva un efecto negativo sobre los equilibrios fiscales tanto por el bajo crecimiento como por rendimientos  recaudatorios de una reforma tributaria a la postre bastante limitada, aunque de todos modos muy costosa políticamente y complicada administrativamente para las empresas. Fue favorable para las Pymes y para quienes vieron disminuida inexplicablemente de 40% a 35% la tasa de impuesto en los tramos más altos de ingresos, como si en Chile no hubiera una gigantesca desigualdad que se reproduce año a año. Pero no fue demasiado favorable para la recaudación. Finalmente se registró un  deterioro de los índices de endeudamiento sobre el PIB y una cierta merma en la calificación de riesgo por las agencias externas, aunque permanecen muy razonables.

El problema ahora es que la recuperación muestra algunos signos de fatiga. El Imacec promedio desestacionalizado del segundo trimestre creció un 0,7% respecto al anterior (a un ritmo inferior a un 3% anualizado), bastante menos que el 1,1% registrado en el primer trimestre. Estamos ante un crecimiento coyuntural a la baja. Por su parte, el empleo creció en 2,2% en el primer trimestre y en 2,1% en el segundo trimestre respecto al mismo período del año anterior, con una leve pérdida de dinamismo, y en todo caso a un ritmo inferior al crecimiento de la fuerza de trabajo. Así, la tasa de desempleo, siempre en términos desestacionalizados, subió desde un 6,8% de la fuerza de trabajo en el trimestre enero-marzo  a un 6,9% en el trimestre abril-junio.

El actual momento puede ser solo un bache. Pero por ahora se observa que la economía se está de nuevo desacelerando, y no al revés, como publicitan las autoridades. El menor dinamismo debe estar incidiendo en la caída de la popularidad del gobierno, a lo que habrá contribuido la seguidilla de errores políticos presidenciales y ministeriales de diversa magnitud, como por ejemplo el hermano embajador, los bingos para arreglar escuelas y un ministro de Economía recomendando invertir en el extranjero.

Este gobierno lleva poco tiempo y ojalá la economía se recupere, pero para eso no bastan las declaraciones exitistas. Hay que partir por reconocer que hay ciertas dificultades. Es recomendable que el Banco Central baje la tasa de interés de referencia y el gobierno aumente la inversión pública. Y que además estimule el crecimiento de las remuneraciones, que viene en una fuerte caída, y por tanto aumente más el salario mínimo que lo que se propone y mire más la demanda agregada y menos el costo salarial para un segmento de  empresas que no emplea más que una baja proporción del empleo total. Esto es necesario porque el contexto externo se ha vuelto más errático y se ha provocado una recaída del precio del cobre, aspectos de la coyuntura que, junto a los salarios reales estancados, han enfriado la economía y obligan a tomar nuevas iniciativas por el lado de la demanda.

Pero las cegueras ideológicas del gobierno y la presión empresarial lo llevan, más bien, a pensar en un “shock de oferta”, es decir en reformas liberalizadoras del mercado de trabajo y desregulaciones ambientales supuestamente para favorecer la inversión privada en algún plazo incierto. Esto es “economía vudú”, en palabras del premio Nobel Paul Krugman, que en nada reactivará la economía. La inversión privada depende hoy en Chile sobre todo de las perspectivas de los precios y demanda de los bienes de exportación y de la demanda interna de empresas y familias. Las liberalizaciones previstas harán perder aún más poder al mundo de los asalariados, que constituyen el 70% del empleo. Peor aún, concentrarán más los ingresos y el consumo y deteriorarán más el medio ambiente. ¿No son estos problemas suficientemente graves en el país como para aumentarlos por equivocados prejuicios ideológicos y la presión de intereses particulares?

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