viernes, 28 de junio de 2013

Entrevista en Punto Final

“El Partido Socialista se reformula o muere”
Gonzalo Martner Fanta: “Lo fundamental es la Asamblea Constituyente”.

RUBEN ANDINO MALDONADO
(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 784, 28 de junio, 2013)

Gonzalo Martner Fanta (56), economista y ex presidente del Partido Socialista (PS), afirma que la política en la actual sociedad chilena está caracterizada por el descreimiento y desprestigio de las instituciones. Piensa que los partidos deben reformularse y argumenta que las elecciones primarias son un mecanismo efectivo de legitimación. Militante del MIR en su juventud, fue presidente del PS entre 2003 y 2005 y embajador en España (2008-2010). Actualmente se desempeña en la Universidad de Santiago.
Advierte un cambio en la subjetividad, que impulsa a la ciudadanía a demandar nuevos derechos, y ve a Michelle Bachelet como una figura de transición entre lo viejo, que no termina de morir, y lo nuevo, que aún no se consolida. Reconoce entre los líderes del movimiento estudiantil gran capacidad analítica y sentido ético, y considera legítimo que los movimientos sociales busquen una representación política propia a través de nuevos partidos.
Dice que el dilema del PS y la oposición es reformularse o morir. Como ex presidente del partido, se siente responsable de su estado actual, y afirma que esta organización abandonó su lugar en la Izquierda, para realizar manipulaciones de poder y prácticas no democráticas en beneficio de algunos de sus líderes. Afirma que el PS está enfermo de un clientelismo que lo ha convertido en un canal de acceso a cargos públicos: sin ideas, sin programa y sin proyecto.
Señala que mientras Bachelet intenta conectarse con el movimiento ciudadano, la Concertación, su propio partido y el Partido Comunista (pacto Nueva Mayoría) utilizan métodos opuestos a la demanda social de mayor participación. Mientras ella participa en primarias, Camilo Escalona no quiso someterse al veredicto ciudadano. Al referirse a la carta de apoyo al senador suscrita por personalidades democratacristianas, considera inédito que el líder de un partido que se opone a medirse en primarias con otro candidato de su misma organización, sea considerado una víctima por dirigentes de otro partido.

LA DERECHA SE SABE DERROTADA

¿Qué está pasando en la sociedad chilena?
“La derecha, que es la representación política del poder económico, no ha logrado asegurar su continuidad y ha abandonado anticipadamente la disputa del poder. Más bien está buscando mantener defensivamente sus espacios parlamentarios, como ocurre desde el año 1990. A cualquier gobierno le encantaría haber creado 800 mil empleos, y seguramente transformaría esos indicadores en adhesión política; pero en la sociedad chilena de hoy, no basta con buenos indicadores económicos para lograr adhesión.
No es suficiente conseguir pega o un aumento de salario; porque la carga de gastos de las familias es brutal, especialmente en educación y salud. Estos son temas esenciales para la vida de las personas: angustias cotidianas de los padres que los estudiantes viven como propias, y que constituyen el trasfondo de la crisis social chilena. A mi generación no se le habría pasado por la cabeza ir a una manifestación con nuestro papá o mamá, pero ahora sucede. La gente quiere mejor calidad de vida y la derecha no tiene respuestas para eso, porque es incapaz de discutir con la sociedad. Sólo sabe de individualismo, mercado y ausencia de derechos.
La subjetividad colectiva está cambiando, eso algunos lo interpretan como izquierdización, pero es sobre todo la necesidad de reflexionar colectivamente sobre el tipo de sociedad en que se quiere vivir. Eso siempre será más favorable para la Izquierda”.

¿Los partidos de oposición entendieron el mensaje? 
“La Concertación no hizo siquiera un intento de pensar porqué había perdido el gobierno y se escudó en la popularidad de Michelle Bachelet. El 5 de octubre de 2010 se comprometió en Valparaíso a realizar primarias para elegir a sus candidatos, y lo primero que hace, cuando llega el momento es no realizarlas. Los cuatro partidos de la Concertación se refugiaron tras la figura de Bachelet, y creyeron que retomarían sus vínculos con la sociedad invitando al Partido Comunista (PC) a ser parte de más de lo mismo.
La hipocresía es típica de nuestra sociedad. La Nueva Mayoría es una nueva coalición aquí y en la quebrá del ají. Cuando uno ve cinco presidentes de partidos firmando un documento e inscribiendo primarias, eso es el fin de la Concertación y significa una nueva alianza con bases muy precarias; porque no se ha discutido colectivamente ni qué le pasó a la anterior alianza ni menos qué significa agregar al PC.
Una coalición que murió, otra nueva que no se sabe muy bien qué es y el liderazgo de Bachelet. Junto con eso, no olvidemos que comienza a vislumbrarse una fuerza social poderosa, como un movimiento estudiantil muy pródigo en nuevos liderazgos juveniles y un movimiento sindical que busca nuevos caminos. Es una corriente emergente, que no tiene todavía hegemonía social, pero que va a terminar imponiendo en la sociedad sus demandas y horizontes de futuro.
Bachelet es una figura de transición entre lo que todavía no termina de morir y lo que aún no termina de nacer, dotada de apertura intelectual y política unida a su credibilidad personal y a su sentido del deber. Hay una identificación ciudadana con esta mujer que muestra espíritu de diálogo ante la partidocracia en la que devino la Concertación. En su discurso inicial en la comuna de El Bosque, Bachelet señaló que los grandes problemas de Chile son la desigualdad y la falta de democracia. Eso la conecta con el deseo de transformación de la sociedad chilena. Ella se ha comprometido con una nueva Constitución y no excluye la convocatoria a una Asamblea Constituyente; aunque debe estar recibiendo grandes presiones desde los poderes económicos y políticos”.

LO FUNDAMENTAL: ASAMBLEA CONSTITUYENTE

¿Cuáles son los caminos de salida?
“No tiene sentido sentarnos ahora a hacer programas; porque uno puede tener las mejores intenciones, pero hay instituciones que hacen imposible aplicarlo; contribuyendo así al desprestigio de esas mismas instituciones políticas, los partidos y el mundo intelectual que propone cambios. Lo fundamental es convocar a una Asamblea Constituyente que modifique las reglas del juego; porque podemos discutir 50 años sobre las reformas laborales, sociales, económicas o culturales, y no lograremos nada si las instituciones políticas no reflejan la voluntad de la soberanía popular.
La DC ha dicho que luego de la primaria presidencial, todo debe partir de cero, aunque es probable que su opción llegue segunda o tercera. Los que llegan muy abajo discuten desde cero con el que llegó muy arriba. ¿Entonces, para que se hacen las primarias? De nuevo el engaño al ciudadano; cuando uno apoya a una persona, apoya también lo que esa persona expresa. Ya no hay tolerancia en la sociedad para que una partidocracia, a título de sus propias definiciones, haga lo que le da la gana y se reparta el poder.
Los partidos del siglo XXI deben reformularse en sintonía con los ciudadanos, respetando su voluntad mayoritaria, aunque no coincida totalmente con lo que ellos piensan. El principio de legitimación democrático-participativa llegó a Chile para quedarse, y el que no lo entienda, como parece ser el caso de Escalona, simplemente quedará a la vera del camino. No puede ser parlamentario o presidente quien no esté dispuesto a someterse a una primaria”.

¿Cuál es el papel de los actores sociales en la política?
“Como herencia de la dictadura, al recuperarse la democracia no hubo en Chile un actor social fuerte. En democracia, la política tiene su esfera de acción y lo ideal es que el movimiento social mantenga su autonomía e influencia, y que los dirigentes sociales sean interlocutores respetados, significativos e influyentes en la política; sin ser manipulados o cooptados por los partidos. Sólo habrá más justicia y libertad si existe un poderoso movimiento social y fuerzas políticas capaces de responderle a ese movimiento.
También es legítimo que las nuevas fuerzas sociales busquen representación política propia. Existen ejemplos, como el PT en Brasil, creado por la maduración política de los trabajadores en alianza con la intelectualidad de Izquierda. Si un movimiento social no se siente representado en la esfera política, como ocurre en Chile, tiene el legítimo derecho a buscar su propio canal de expresión.
El PS debiera también dialogar con los nuevos líderes políticos, encarnados en fuerzas como Revolución Democrática o Izquierda Autónoma, para abrir un espacio común de la Izquierda con reglas democráticas. La idea de que yo soy la salvación, como grupo político o como persona, nunca ha sido una idea de Izquierda, tampoco los mesianismos o el espíritu de secta.
Personalmente soy partidario de una salida hacia un Frente Amplio, a la uruguaya, para definir una relación que evite una ruptura; fortaleciendo un proceso de rearticulación de la Izquierda sobre bases amplias y democráticas, con el concurso de nuevos liderazgos jóvenes que vienen desde la sociedad. De los partidos incluidos en esta Nueva Mayoría no va a surgir lo nuevo, pero esos partidos deberían ser parte de esta nueva idea que está desenvolviéndose.
La Concertación se terminó y me resulta atractivo el diseño de un Frente Amplio, que defina sus liderazgos masivamente a partir de sistemáticos procesos de primarias; con instancias para convenir su proyecto de sociedad y sus programas de gobierno, sobre la base de congresos deliberativos”.

PS SE REFORMA O MUERE

¿Tiene vigencia histórica el PS?
“El Partido Socialista se reforma o muere. Renunció a su condición de partido de Izquierda, para buscar simplemente manipulaciones en beneficio de algunos de sus liderazgos. Fue dominado por un grupo que abandonó sus vínculos con la sociedad y un proyecto de transformación. Tiene hoy prácticas no democráticas y está enfermo de clientelismo y despolitización; porque mutó en un canal para obtener cargos, sin ideología ni programa y por lo tanto, inútil para la sociedad.
La base de su vigencia histórica no está dada por su situación actual, sino por lo que representó en su fundación y en el largo periodo de prevalencia del liderazgo colectivo, encarnado en figuras como Salvador Allende, incluyendo el sacrificio personal que él hizo en función de un proyecto colectivo. Pero el partido no puede vivir del pasado y debe ponerse a la cabeza de la refundación de la Izquierda; con métodos democráticos para dirimir sus liderazgos y con deliberación organizada para dirimir sus propuestas programáticas y proyecto de sociedad.
Cuando Bachelet sugiere al partido hacer primarias, le está pidiendo cumplir con las demandas de la sociedad y si alguien dice que debe ser diputado o senador sin preguntar a los ciudadanos, no entiende que esa posibilidad se acabó. Ahora hay que pensar la sociedad que viene y eso supone que el socialismo chileno debe cambiar. Hay una carta de apoyo a Escalona suscrita por dirigentes de otros partidos. Las personalidades públicas que firman esa carta son básicamente democratacristianas. No tengo noticias de que por negarse a participar en primarias internas, el dirigente de un partido sea convertido en víctima por personalidades de otro. Es una situación insólita, patética y hasta risible. ¿Qué tiene que hacer el ex presidente Frei descalificando una petición expresa y pública de Bachelet?”.

¿Cuál debería ser al papel del PS en un próximo gobierno?
“Los partidos de gobierno tienen tres tareas: apoyarlo, hacerle propuestas y criticarlo cuando se equivoca. Los gobiernos no son perfectos y es necesario hacerles ver los errores.
Si para evitar presiones un gobierno nombra un ministro de Hacienda neoliberal, para que los empresarios no protesten, o si para evitar tensiones con la Iglesia nombra en Educación a alguien cercano a la curia, tendremos un gobierno estable; pero incapaz de producir cambios. Antes, los movimientos sociales privilegiaron la estabilidad democrática como un valor esencial; pero eso se acabó y en buena hora. Ahora son un factor de presión más. Tampoco la solución va por poner ahora ministros del movimiento social.
Para realizar un buen gobierno es recomendable la claridad de propósitos, establecer bien las convergencias y divergencias, y un método de resolución de conflictos. Bachelet quiere producir cambios estructurales y ese propósito tendrá que discutirlo con unos y otros. Los grandes empresarios, especialmente, tendrán que entender que un país que no respeta el medioambiente, a los trabajadores y sus responsabilidades tributarias con el Estado, es un país inviable. Si ellos mantuvieran su actitud de imponer siempre sus criterios, la sociedad entera terminará señalándolos como aquellos que no contribuyen al bienestar colectivo”.



lunes, 24 de junio de 2013

De nuevo Milton Friedman en el debate tributario

Publicado en El Mostrador.

En la campaña presidencial en curso las candidaturas plantean diversas proposiciones tributarias. En el caso de las del bloque en el gobierno, se remiten a alivios en el impuesto a los combustibles para las regiones y en un impuesto a las inversiones en regiones para alimentar fondos de desarrollo, descontables del impuesto a la renta, según las propuestas de la candidatura de Andrés Allamand, mientras Pablo Longueira no ha hecho planteamientos en la materia. En suma, no se proponen realizar una reforma tributaria.
La candidatura de Michelle Bachelet, la de mayor adhesión en la oposición, ha planteado una reforma tributaria con una meta de recaudación de 3 % del PIB. Esta meta se descompone en 2,5 % del PIB provenientes de cambios a la estructura tributaria y 0,5 % del PIB de medidas que reducen la evasión y la elusión.
La reforma que propone busca aumentar la carga tributaria para financiar una reforma educacional, otras políticas del ámbito de la protección social y el actual déficit estructural en las cuentas fiscales, planteando que “los ingresos del trabajo y del capital deben tener tratamientos similares”, con nuevos incentivos al ahorro. Propone elevar, en forma gradual, la tasa del impuesto a las empresas de 20 % a 25 % en un plazo de 4 años, que seguirá operando como un anticipo de los impuestos personales, manteniéndose así la integración de impuestos entre empresas y personas. Los dueños de las empresas deberán tributar por la totalidad de las utilidades de sus empresas y no sólo sobre las utilidades que retiran (el sistema operará en base devengada). Esta medida sería implementada a partir del cuarto año de la reforma y terminaría con el actual mecanismo del Fondo de Utilidades Tributables (FUT), y estaría acompañada por la reducción gradual de la tasa máxima de los impuestos personales del 40 % actual a un 35 %, en el plazo de cuatro años.
Respecto del FUT acumulado o histórico, se propone mantener la regla impositiva vigente hoy. La estimación de recaudación producto de estas medidas de impuesto a la renta es de 1,92 % del PIB en régimen. A partir del cuarto año de implementación de la reforma, coincidiendo con el cierre del FUT, la candidatura Bachelet propone además un mecanismo de Depreciación Instantánea: las empresas podrán descontar íntegramente de las utilidades la inversión total del año en curso. Además plantea eximir “de impuestos a las personas por las ganancias percibidas con el ahorro que realicen en instrumentos financieros, hasta un tope correspondiente a rentabilidad de instrumentos sin riesgo. De esta forma, se premia el ahorro al que acceden normalmente las personas de ingresos medios. Se estima que estas medidas para incentivar ahorro e inversión significarán una pérdida de recaudación de 0,21 % del PIB en régimen”.
Resulta curioso, en primer lugar, proponer un cronograma que se empieza a aplicar en lo esencial en el subsiguiente período de gobierno: supongamos que el proyecto se discute y aprueba en 2014, y se pone en práctica a partir de 2015. La eliminación del FUT y demás medidas se pondrían en práctica en 2018, con un nuevo Presidente de la República electo y a punto de asumir…
En segundo lugar, simplemente producir un alza de la tasa de impuesto a las utilidades de las empresas de 20 % a 25 % tendría un efecto incierto en la recaudación. Recordemos que en Chile se cobra mensualmente como anticipo este impuesto en base al flujo de caja de la empresa y luego lo pagado se imputa como crédito al pago anual de impuesto a la renta personal o al impuesto adicional que pagan las empresas extranjeras que repatrian utilidades. Un alza en la tasa a las utilidades de las empresas recauda inicialmente más pero luego descuenta esa diferencia en el impuesto personal y reduce el impuesto que paga el accionista que recibió dividendos (es mayor su crédito tributario correspondiente). Pero la reducción prevista de la tasa marginal del impuesto global complementario de 40 a 35 % reduce la recaudación fiscal, compensando en buena medida el efecto del alza del impuesto de primera categoría. Un incremento en la proporción de utilidades distribuidas que pudiera decidir realizar la empresa (el mínimo es de 30 %) tendería a aumentar la recaudación fiscal y viceversa. Esto se explica por la diferencia de tasas entre el impuesto a las utilidades y el de los ingresos personales más altos que sería menor que antes, pero que se mantendría con signo positivo. La recaudación fiscal total resultante de un alza en la tasa del impuesto a las utilidades de las empresas aumenta si existen utilidades no distribuidas. Si no existen, el alza en la tasa la deja inalterada.
No obstante, existen importantes montos de utilidades no distribuidas en cada año fiscal. Más aún, una de las principales vías de elusión que practican los poseedores de grandes patrimonios e ingresos, es la creación de sociedades de inversión donde se acumulan utilidades no distribuidas pagando así solo impuestos a las utilidades de las empresas y no a la renta de las personas (mediante el Fondo de Utilidades Tributables). Dicho de otro modo, la reducción prevista en la reforma de la tasa marginal del impuesto a la renta de las personas de 40 % a 35 % disminuye en buena parte la recaudación fiscal por el efecto del alza del impuesto de primera categoría, con un efecto neto que va a depender de la política de retiro de dividendos de los dueños de la empresa. Un incremento en la proporción de utilidades distribuidas tendería a aumentar la recaudación fiscal mientras exista una diferencia significativa entre la tasa del impuesto a la renta de las personas y el impuesto a las utilidades de las empresas y exista el crédito por este concepto y viceversa. La eliminación del FUT en el cuarto año aumentaría definitivamente la recaudación desde su puesta en aplicación. Mientras tanto, no se sabe exactamente, pues dependerá de la política de distribución de dividendos de las empresas. Y el 1,92 % del PIB de recursos tributarios adicionales no estaría probablemente disponible para el gobierno de marzo 2014 a marzo 2018 …
En tercer lugar, seguir insistiendo en incentivos al ahorro que no lo estimulan o muy poco, pero ciertamente aumentan la regresividad tributaria, no implica avanzar hacia mayor equidad.
En cuarto lugar, si los parlamentarios de la actual oposición no aprobaron la rebaja de Piñera de 40 % a 36 % del impuesto marginal a la renta en 2012, no resulta muy coherente que debiesen en 2014 aprobar una rebaja todavía mayor de 40 % a 35 %…
Lo que sigue estando detrás de todos estos enfoques de economistas liberales es la idea del “flat tax” de Milton Friedman, es decir de equiparar el impuesto a la renta y a las utilidades de las empresas, terminando con la progresividad de los impuestos, aquella vieja y noble idea de los movimientos sociales y de los economistas progresistas, idea detrás de la cual hay valores más actuales que nunca, como el de la igualdad, por ejemplo. Parece ser que se reincide en aquella práctica de señalizar hacia un lado (discurso contra las desigualdades y a favor de reformas estructurales) y de doblar hacia el otro (reforma tributaria que disminuye la progresividad del impuesto a la renta a niveles nunca vistos en Chile). Con el riesgo de provocar algunos problemas de tránsito por desorientación de los participantes.

jueves, 20 de junio de 2013

El reparto de Martner


Ex presidente del PS, Gonzalo Martner es escéptico al rol de una AFP estatal, como lo ha propuesto Bachelet. A su juicio, el actual modelo incumplió su promesa de rentabilidad y hay que cambiarlo por un sistema de repartos, donde los jóvenes financian a los jubilados.

En los pasillos de la Universidad de Santiago reina el silencio. El plantel está en paro y sus académicos son los únicos que transitan por el terreno de Estación Central. Uno de ellos es el ex presidente del Partido Socialista Gonzalo Martner (56). El economista, hoy profesor de esa casa de estudios, sigue atento el debate sobre el sistema previsional: durante años ha escrito libros y papers sobre las reformas que requiere el modelo de cotizaciones en Chile. A su juicio, éste hizo agua al no asegurar las pensiones que prometió en sus orígenes. 
Al mismo tiempo, el socialista es crítico sobre las promesas hechas por los candidatos a La Moneda. Según él, nadie, ni siquiera la ex presidenta Bachelet, plantea una mejora real al sistema, sino soluciones parche. ¿Su consejo? Instaurar el método de repartos, donde la fuerza laboral financie a los pensionados. En otras palabras, que las cotizaciones dejen de ir a las AFP y sean administradas por una cuenta común, que recoja el comportamiento histórico y asegure una jubilación mínima.

-Los candidatos a La Moneda plantean varias propuestas. ¿Cómo se soluciona el actual sistema?
-El éxito o fracaso de un sistema se mide por dos indicadores: la tasa de cobertura y la tasa de reemplazo de los salarios por pensiones. Lo que hoy está en crisis, y se refleja en el debate político, es la baja tasa de reemplazo del sistema de capitalización individual. Y las soluciones que se dan son más de lo mismo: subir la tasa de cotización al 12% ó 13% y bajar costos de administración. En esto último tiene razón el presidente Piñera, al plantear que hay un asunto pendiente en los costos de administración que cobran las AFP. Entonces, si vemos que se propone aumentar en dos o tres puntos más la cotización personal, sin que se corrija este cobro, esta alza irá a parar a los bolsillos de las AFP. Ahí yo digo no, muchas gracias.

-¿Cómo se soluciona este ítem particular, el costo de administración de cada cuenta?
-El mecanismo establecido en la reforma de 2008 tuvo un avance al licitar la cartera a un nuevo actor (AFP Modelo) que ofreció comisiones de administración más bajas. Eventualmente, esto se podría ampliar al conjunto total de afiliados, instaurando un modelo parecido al seguro de desempleo, donde periódicamente se licita a una sola entidad la administración de las cuentas del sistema. Esto bajaría las tasas y creo que el presidente Piñera lo podría recoger. Pero todo esto es insuficiente para arreglar el modelo.

-En bajar las comisiones es donde emerge la idea de una AFP estatal, como la propuesta de Michelle Bachelet.
-Hasta donde entiendo, ése es el objetivo que tienen en mente: bajar las comisiones con el ingreso de un nuevo actor. Pero con tasas de reemplazo de 30% para las mujeres y 55% para los hombres, que son las que registrará la mayoría de los asalariados, la creación de una AFP estatal no va a hacer por sí sola que las pensiones lleguen al 70% del sueldo, como se prometió. 

-¿Cuál es el fin de introducir al Estado en el sistema?
-Teóricamente se inyectaría más competencia. Pero ahí le pongo el caso del BancoEstado. Está en el sistema, pero los bancos siguen teniendo utilidades del 20% anual. ¿Qué rol de introducir competencia juega entonces el BancoEstado? El hecho de que haya una entidad estatal en un mercado no garantiza una mayor competencia.

-¿Cómo se ataca entonces el mayor problema del sistema, que son las bajas pensiones?
-Atacando la densidad de las cotizaciones. Tenemos un mercado que tiene un historial laboral lleno de interrupciones. ¿Qué hacemos? ¿Esperamos a que todos sean estables, con pocas lagunas previsionales y vemos si ahí funciona? ¿O tratamos de hacer una cosa distinta? Eso implica hacer algo que para muchos en Chile es un crimen de lesa humanidad, un horror, que es el sistema de repartos.

-Sistema que ha sido demonizado por los economistas
-Demonizado por los economistas neoliberales de Chile. Pregúnteles a los últimos cinco premios Nobel de Economía de Estados Unidos qué opinan del sistema vigente en ese país. El 90% de ellos opina que el modelo de repartos, bien gestionado, es una mejor solución al de capitalización individual. 

-Los críticos dicen que al envejecer la población, el sistema de reparto no se sostiene.
-Leamos al premio nobel Peter Diamond. Su conclusión es simple: cuando se da ese escenario, se pueden hacer pequeñas correcciones, como aumentar la productividad, subir la tasa de cotización, bajar la tasa de retorno o aumentar la edad de jubilación. El modelo tiene parámetros que se pueden ir ajustando.

-¿Entonces su propuesta es eliminar las AFP?
-Yo digo que hay que introducir un tercer pilar. Al pilar solidario y las cotizaciones individuales en AFP que existen, agreguemos un sistema de reparto.

-¿Una coexistencia de ambos modelos?
-Que el grueso de la cotización obligatoria sea administrada por una cuenta nacional que asegurará cierta renta de acuerdo al histórico de aporte. Si alguien quiere aumentarla, que complemente con una AFP.

-Pero nuestro modelo ha sido exportado a más de 30 países, tan mala idea no debe ser.
-Eso es un mito, una propaganda. Sólo en Chile no existe un sistema de reparto. En todas partes está presente o combinado con el modelo de cotización individual. Además, esto no es un invento chileno, ya que capitalización individual existe desde el siglo 19. No es una obra de José Piñera. Ni su hermano cree que se está cumpliendo la promesa original.

-Su idea parece radical, que ni siquiera los candidatos de la centroizquierda han recogido
-Todavía.

-¿Cree que alguien podría tomarlo?
-Espero que sí. Las ideas se demoran en avanzar. El incremento al impuesto en las empresas era algo intocable y ya Piñera lo subió al 20% y ahora se habla de llevarlo al 25%. La tendencia es clara.

-¿Es tan clara la tendencia? Más bien parece un tanto errática, porque Bachelet habla de subir impuestos a las empresas, y luego plantea bajar tributos a los ricos.
-Soy partidario de Michelle Bachelet, votaré por ella, pero me parece un gravísimo error lo que propone. Una vez más está señalizando para la izquierda y está doblando a la derecha.

jueves, 6 de junio de 2013

Debates y programas

Publicado en mi blog de La Tercera el 6 de junio
Las primarias presidenciales, que culminarán el próximo 30 de junio, no han suscitado una gran atención pública. Ojalá los ciudadanos desmientan a los observadores y participen activamente en ellas, lo que dependerá del clima político del momento. El oficialismo ha contribuido creando un cierto dramatismo en una competencia de personas, con reemplazo de un candidato y ministros que entran y salen del gobierno, pero ha hecho poco en materia programática, salvo defender la  impopular gestión de Piñera, incluyendo una campaña atemorizante del ministro de Hacienda (lo que habla muy mal de él), como en los viejos tiempos a los que nadie quiere volver. 
En cambio, en la nueva coalición denominada Nueva Mayoría ha habido un importante esfuerzo de los cuatro candidatos por precisar propuestas de gobierno, lo que justifica el nuevo mecanismo de primarias en tanto aporta a una deliberación pública más amplia y más sustantiva. Al observarse los planteamientos de los cuatro candidatos, se constata bastante concordancia en el diagnóstico de los problemas que afronta el país, lo que en algún sentido es una novedad, dada la reducción cada vez mayor de lo políticamente correcto durante las últimas décadas en Chile, en rigor hasta la irrupción de los movimientos sociales de 2011. No olvidemos que el consensualismo conservador que se enquistó en la Concertación se prolongó durante el actual gobierno en temas como la reforma del sistema escolar promovida por el ministro Lavín y la inaceptable ampliación hasta 2023 de la invariabilidad tributaria minera promovida por el ministro Larraín, reformas que hoy difícilmente serían aprobadas por la ex Concertación dado el nuevo clima de mayor exigencia hacia el sistema político y sus representantes. El desplazamiento inevitable de los guardianes autoconsagrados del orden imperante es un síntoma del nuevo ciclo político.
El hecho es que en la Nueva Mayoría todos reconocen que el gran problema de Chile son sus instituciones, basadas en la desconfianza en el ciudadano, y solo uno de los cuatro candidatos no plantea una nueva Constitución. El resto subraya que llegó la hora de decidir si la norma democrática se adopta o no en su componente esencial: en vez del actual sistema tramposo, uno que respete la soberanía popular, es decir la regla de mayoría, con respeto de la minoría, incluyendo su derecho periódico a transformarse en mayoría, y con un núcleo razonado, deliberado y concordado de derechos fundamentales a respetar por todos. La candidata principal no excluye un mecanismo de asamblea constituyente, mientras otro candidato la propicia con convicción. Michelle Bachelet se ha manifestado además partidaria de legislar a favor del aborto terapéutico y en caso de violación y a favor del matrimonio igualitario, acompañada en esto por otros dos candidatos.
Se ha avanzado también en el reconocimiento de al menos cinco aspectos que explican la desigualdad intolerable que persiste en Chile (con excepción de un candidato, el neoliberal ex ministro de Hacienda): la educación segregada sin igualdad de oportunidades ni movilidad social, basada en un subsidio a la demanda que la promueve y que no existe en ninguna otra parte del mundo por inaceptablemente injusta; los tributos regresivos y las transferencias redistributivas de poco monto e impacto; las relaciones laborales que perjudican a los asalariados; la regulación bancaria, de servicios básicos y de cobertura de riesgos que permite sobreutilidades privadas exorbitantes. En  estos temas parece haber bastante consenso en la necesidad de producir un quiebre en la continuidad de décadas, lo que es auspicioso. 
Lo que se menciona poco, y sigue siendo un déficit considerable, que no queremos creer se explica por el poder económico y la capacidad de subsidio político de la industria minera, es el regalo de la mayor parte de la renta minera a dicha industria y la consecuente concentración brutal del ingreso, renta que ha aumentado de modo considerable desde 2003 sin que Chile se beneficie de ella sino en una proporción inexplicablemente baja (las sobreutilidades privadas del cobre se acercan a 50 mil millones de dólares). De estos cinco temas, abordar estructuralmente tres no supone riesgos con el crecimiento (educación, regulación, renta minera) y dos pueden no hacerlo con políticas bien diseñadas (reformas laboral y tributaria).
Se reconoce además tres problemas básicos en productividad y competitividad: la ausencia de esfuerzo suficiente en investigación y desarrollo; la ausencia de política industrial horizontal (formación pertinente de recursos humanos, acceso al crédito) y vertical (con el abandono de la incluso débil opción por “clusters” o distritos de industrialización de recursos naturales) y el costo altísimo de la energía, además sin contraparte alguna en reducción de la huella de carbono. Y también tres problemas básicos en sustentabilidad: la creciente carbonización de la matriz eléctrica, el preocupante deterioro de la biodiversidad y una urbanización criminógena y segregadora. 
Reconocer los problemas es el punto de partida para enfrentarlos, y ese ha sido un mérito del proceso de primarias, al menos en la coalición que todo indica ganará las elecciones de noviembre. Las soluciones propuestas son diversas y se puede escoger de un menú que va desde quien es liberal en los temas culturales y conservador en materia institucional y de desigualdades, Andrés Velasco; de quien es conservador en materias culturales pero más bien progresista en materias institucionales y socioeconómicas, Claudio Orrego; hasta quienes comparten la necesidad de un cambio radical en las instituciones y temas culturales y reformas estructurales en materia de educación y otras de tipo socio-económico y ambiental, José Antonio Gómez y Michelle Bachelet. La ex presidenta mantiene un caudal, claro está, de mucha mayor credibilidad, experiencia...y popularidad, y ha decidido poner sus atributos al servicio de cambios que marquen la diferencia para el futuro del país. En esa voluntad hay un diagnóstico de los problemas de Chile y no una  radicalización abstracta. Lo que en Chile parece ultraizquierdista es simplemente normal en los países democráticos que no han sido arrasados por la ideología libremercadista. Y no olvidemos que las fuerzas que se pueden identificar como de izquierda sumaron en la elección de octubre de 2012 un respetable 43% de los votos (la izquierda moderada que perteneció a la Concertación reúne un 28 % y el PC más la izquierda extraparlamentaria reúnen otro 15%), de lejos la mayor corriente política del país. Esta corriente hasta el momento no está estructurada como tal por un veto DC sin sentido y por quienes le hacen caso a ese veto. La propia DC no debiera complicarse con esto y desplegar su espacio en el centro, que de otro modo será ocupado por Velasco u otros. Lo inteligente sería la estructuración progresiva de un frente amplio de izquierda que dirime sus liderazgos y programas por la vía democrática, sin mesianismos ni dogmatismos, y que se articula y gobierna con el centro mediante compromisos específicos. Esta corriente del futuro se ha agrupado parcialmente tras Michelle Bachelet en las primarias de junio de 2013, con una plataforma mayoritaria y con una candidata mayoritaria. Esta realidad debiera consolidarse para hacer avanzar razonadamente y por la vía democrática las demandas de cambio presentes en la sociedad, y de paso volviendo a prestigiar a las instituciones democráticas.

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