domingo, 21 de diciembre de 2008
"Los mejores y más brillantes"
sábado, 13 de diciembre de 2008
Decisiones frente a la crisis
lunes, 8 de diciembre de 2008
¿Economía de Casino o Políticas de Desarrrollo?
miércoles, 19 de noviembre de 2008
Entrevista en "El Mostrador"
“El género epistolar no me parece un mal método”
El economista y laguista acérrimo está a punto de partir a España como nuevo embajador de Chile en ese país. En esta entrevista analiza la contingencia y es extremadamente cuidadoso al comentar la posición actual del timonel Camilo Escalona, luego del debilitamiento político que le provocó la casi segura bajada de José Miguel Insulza de la presidencial.
Por Pablo Basadre
A 15 días de iniciar una nueva etapa en su carrera política como embajador de Chile en España, el ex presidente del PS habla con El Mostrador sobre la contingencia política y saca cuentas alegres luego de saber que el ex presidente Lagos está dispuesto a presentarse a las primarias que elegirán al candidato de la Concertación. Martner, quien siempre ha levantado el nombre de Lagos, comenta el momento que atraviesa el timonel de su partido, Camilo Escalona, y justifica las condiciones que puso el ex mandatario en su carta al anunciar su disposición para ser candidato. Sobre la nueva moda del género epistolar en la política, dice que le parece un buen método.
-¿Cree que el PS soportaría en estos momentos una fractura como la que vivió hace poco la Democracia Cristiana con la salida de Soledad Alvear?
-Personalmente no le desearía ninguna crisis al PS. Estamos en un momento en el cual, después de las elecciones municipales, se han ido decantando las opciones presidenciales y lo que se necesita ahora es que el partido discuta con su gente muy a fondo las opciones programáticas para el próximo gobierno. Realizar un balance a fondo de los hechos en los últimos años y que se tome una decisión sobre asuntos importantes como un royalty a la actividad minera; si vamos a apoyar una reforma tributaria; una reforma laboral; si vamos a fortalecer o no la educación pública.
-¿Qué opinión tiene de la “operación política” que denuncia un diario por parte del PPD para desbancar al presidente de su partido?
-Creo que aquí hay un medio de comunicación que se especializa en hacernos pelear entre nosotros. En los años ‘60 ya se dijo: El Mercurio miente.
-¿Concuerda con algunos militantes de su partido en que Camilo Escalona está pasando por un momento político complicado, con Insulza prácticamente afuera de la carrera presidencial y calificado de “delirante” por el presidente del PPD, Pepe Auth?
-Como contribución de mi parte a la creación de un nuevo clima interno en el partido, no voy hacer comentarios sobre eso. Dada mi nueva condición de diplomático, con mayor razón.
-¿Cómo observa el juego político en este periodo, sobre todo luego del cambio de Lagos y su apertura a participar en una primaria?
-La Concertación debe tener claro que la derecha puede ganar en la próxima elección, pero si hacemos las cosas bien y tenemos un acuerdo de inclusión con la izquierda extraparlamentaria, podemos ganar nosotros también. Es decir, hay un escenario abierto. Tenemos que ser capaces de convocar a la gente e incluir en una primaria no sólo nombres sino que también temáticas programáticas. Invitar a los ciudadanos y ciudadanas a participar en ese proceso. A mi juicio ese proceso podría implicar no sólo a un millón 300 mil personas, como lo fue la primaria que se realizó hace una década, sino que podría convocar a mucha más gente, un proceso participativo para dirimir programáticamente una candidatura.
El género epistolar y la operación PPD
-¿A su juicio es un error que los principales nombres del llamado progresismo de la Concertación se manifiesten a través de cartas desde París y Washington?
-No, yo tengo otra opinión. Creo que poner las cosas negro sobre blanco tiene un inmenso mérito, pues se hace participe a la gente. Así uno u otro opina y no queda todo encerrado en una declaración rápida o entre cuatro paredes en una reunión. No me parece un mal método. Evidentemente queda una etapa, que tiene que ver con las clarificaciones. Y después vendrá otra, que será innovar, imaginar nuevos mecanismos para poner en manos de la gente las posiciones.
-¿Qué le pareció la carta de José Miguel Insulza? ¿la interpreta como una bajada de la carrera presidencial?
-Las personas saben lo que pienso. Hace dos años y medio dije públicamente que creo que la mejor carta para representarnos en un próximo gobierno es el ex presidente Lagos. Sin embargo, creo que la carta de José Miguel Insulza es un acto de honestidad política, comparto ciento por ciento su apreciación y creo que es muy clarificadora. De una estatura política que, en este caso, una vez más la está demostrando. Extremadamente interesante lo que plantea.
-¿La carta demuestra el daño que algunos afirman le hizo a la carrera presidencial de Insulza la cercanía con el senador Escalona?
-No me corresponde hacer ese juicio. Pero quienes la leyeron pueden sacar sus propias conclusiones.
-¿Qué le parece el senador Eduardo Frei como candidato?
-Es algo que tienen que apreciar quienes desde el mundo de la DC se sienten representados por una u otra figura. El ex presidente Frei es una persona respetable y su candidatura es legítima, como alguien que está afincado en la Concertación. Pero quienes somos parte de la izquierda democrática chilena, que tiene una historia y una tradición distinta, buscamos ser representados por quien forma parte de esa tradición y de esa cultura política.
-¿El escenario de crisis económica a quién le conviene más desde el punto de vista electoral, a Lagos o a Piñera, presentado por la derecha como un gestor de empresas exitosas?
-En primer lugar, Piñera no es un gestor de empresas, es dueño de un amplio portafolio bursátil. Sería muy útil transparentar ante los ciudadanos, por ejemplo, cuánto dinero ha perdido Piñera desde el mes de septiembre de 2008 hasta ahora. Porque él es un jugador de casino y en los casinos se gana, pero también se pierde. Lagos enfrentó una difícil situación que fue recuperar a Chile de la Crisis Asiática y salió fortalecido.
lunes, 10 de noviembre de 2008
Sobre inscripción automática
"Pese a que en su programa de gobierno 2005 Sebastián Piñera abogaba por la aprobación de un proyecto de inscripción automática y voto voluntario, en agosto pasado su bancada rechazó la iniciativa. En conjunto con la UDI, RN se negó a aprobar el proyecto que establecía la inscripción automática para los mayores de 18 años y los extranjeros avecindados por más de cinco años en Chile, y derogaba la multa que sanciona a quienes no concurran a sufragar.
El argumento de RN para justificar su sorpresiva voltereta fue que el compromiso era aprobar la inscripción automática y el voto voluntario, y el proyecto del gobierno dejaba abierta la posibilidad de que mientras la inscripción era automática se mantenía indirectamente la obligatoriedad de sufragio. Pero la lectura que se hizo en el oficialismo fue que Piñera no quiso arriesgar la unidad de la derecha aprobando la iniciativa gubernamental. Ello, porque en mayo circuló profusamente un documento elaborado por el gurú electoral de la UDI, Andrés Tagle, en el que el experto planteaba que "la propuesta de inscripción automática y por tanto obligatoria, permitiría la inscripción de millones de jóvenes, lo que sería una ventaja para la Concertación, quien contaría así con muchos más electores inscritos, en un grupo que le es más favorable en adhesión".
Ahora que desde Chile el mundo político observa con envidia el efecto que produjo en la ciudadanía estadounidense la candidatura de Obama, surge con más fuerza la idea de rejuvenecer el padrón. Es por ello que Auth sostiene que "nuestra idea es que se envíe el proyecto tal cual lo propone la presidenta Bachelet. La idea de ella, que es algo que hemos hablado, es la inscripción automática y el voto voluntario. Estoy seguro que los 3 millones de jóvenes lo agradecerán".
Ampliar la base democrática
En la misma línea, el diagnóstico del ex timonel del PS, Gonzalo Martner, es que desde hace años "viene cayendo el número absoluto de votantes" en Chile y que en este contexto es imprescindible optar entre "una democracia envejecida y restringida o joven y participativa". A su juicio esa es la disyuntiva que debe resolver la clase política. Para del ex dirigente socialista "expandir el voto es un tema de principios" y no de cálculo electoral.
En este escenario, dice, "es tanto mejor que el próximo año se jueguen la posibilidad de seducir a los jóvenes" y "ampliar la base democrática" , que dejarla tal como está. En relación a las reservas de la oposición frente a este fenómeno, Martner especula que ello se debe a la naturaleza del sector, porque a su juicio la actual "es una derecha hereditaria del voto censitario".
lunes, 27 de octubre de 2008
La Concertación baja, la derecha no supera el 40%
Con los datos del tercer cómputo oficial, los cambios en materia de votos para alcaldes por bloques indican que la diferencia constatada en 2004 de 6,1% entre la Concertación (44,8%) y la Alianza (38,7%), varió ahora a una distancia de 2,1 % a favor de la Alianza. Pero esta aumenta su caudal solo a 40,5% de los votos agregados. El dato principal es que es la Concertación, al caer a 38,4%, la que perdió una votación sustancial en alcaldes. Algo anduvo bastante mal para la coalición de gobierno: se manifestó el peso de las candidaturas “descolgadas” de la Concertación, algunas de las cuales fueron muy exitosas en comunas relevantes ya sea porque desplazaron a las candidaturas concertacionistas o bien impidieron que ganaran. No obstante, la Concertación eligió 148 alcaldes (203 en 2004) y la derecha solo 137 (104 en 2004).
El contraste en materia de votos para concejales por bloques es más grande que nunca con el de alcaldes, pues la diferencia de 2004 de +10,2% entre la Concertación (47,9%) y la Alianza (37,7%) a este nivel prácticamente se mantuvo (varió ahora a una ventaja de +9,2%). Lo notable es que la Concertación cayó a 45,2%, pero sobre todo que la derecha bajó de 37,7% a 36,1%. Piñera no parece exactamente tener el camino presidencial pavimentado. Dado que el Pacto Juntos Podemos pasó solo de 9,2% a 9,1% en concejales, voto en el que se expresan más las preferencias propiamente políticas, en conjunto la Concertación y este Pacto suman 54,3% de las preferencias, lo que les permitiría derrotar ampliamente a Piñera en una segunda vuelta presidencial, incluso si el 7,6% del PRI en concejales se sumara, lo que no es evidente, completamente a la derecha.
Pero esta es sobre todo una elección en la que en lugares muy importantes la Concertación pagó el precio de no haber escogido a los candidatos de mayor raigambre local: diversas decisiones intrapartidarias y las negociaciones en el tablero de ajedrez de las mesas de los partidos se distanciaron sustancialmente en estos casos del sentir popular y pagaron las consecuencias. La sociedad chilena parece estar disminuyendo a pasos agigantados su tolerancia hacia decisiones tomadas para defender intereses de grupos. No existe ya en el electorado la disciplina partidaria o ideológica que se impone verticalmente, como algunos todavía presumen, y han pagado las consecuencias. En la derecha, parece haber habido una mayor flexibilidad para con sus disidentes, como de la Maza en Las Condes. En cambio, en Arica, Antofagasta, Copiapó, Lota, Punta Arenas, todas cabezas de regiones, fueron desplazados por los electores los representantes de la Concertación oficial, y ganaron candidatos que provenían de esta coalición pero que desafiaron con éxito a los que contaron con la venia de las mesas partidarias.
Además, en Santiago Jaime Ravinet no logró repetir sus logros de lustros atrás y la comuna siguió en manos de la derecha. Esta logró además arrebatar a la Concertación gestiones de antigua data en Valparaíso, Cerro Navia, Rancagua, Talca, Temuco, mientras la inversa solo se produjo en La Florida en materia de lugares de mayor connotación.
Estos parecen ser algunos de los datos más relevantes de esta elección municipal. La pregunta es ahora si acaso los diversos actores nacionales sabrán sacar las lecciones que se imponen.
viernes, 17 de octubre de 2008
Paul Krugman y el desarrollo territorial
El otorgamiento del Premio Nobel de Economía a Paul Krugman es una
noticia que rompe la rutina y que distingue a un economista creativo y
librepensador. El reconocimiento del Banco Central sueco a un
especialista que ha renovado la teoría del comercio internacional y a
un polemista que ha fustigado con dureza las políticas conservadoras de
la actual administración norteamericana, no debe hacernos olvidar que
ha sido un autor que también ha oxigenado las teorías vigentes sobre el
desarrollo de las ciudades y los territorios... Seguir leyendo
Nombran a Gonzalo Martner como nuevo embajador de Chile en España
Miércoles 15 de Octubre de 2008
19:49
EFE
Martner, que calificó su nombramiento como un “honor”, reemplazará al también socialista Osvaldo Puccio, quien renunció recientemente para asumir un importante cargo en una compañía privada española.
"Estoy muy contento en mi condición de académico, pero cuando a uno lo solicitan servir a su país, es imposible negarse”, dijo Martner al conocer su nombramiento.
Martner, de 51 años, fue ex presidente del partido Socialista entre 2003 y 2005, y actualmente es académico de la Universidad de Santiago de Chile (USACh).
En las próximas dos semanas debería materializarse el beneplácito del Gobierno español para que Gonzalo Martner pueda asumir sus nuevas funciones.
miércoles, 15 de octubre de 2008
Martner (PS), nuevo embajador en España: “Estoy en una posición muy crítica al partido”
El Mercurio
En los próximos días, el Ministerio de Relaciones Exteriores iniciará el proceso de solicitud del beneplácito a España para el ex presidente del PS, Gonzalo Martner. El jueves pasado, según se ratificó ayer, la Presidenta le pidió asumir la Embajada en Madrid, que quedó vacante por la renuncia de Osvaldo Puccio.
-¿España podría ser un buen destino para usted por las relaciones que construyó con el PSOE?
“Debe ser una de las razones que tuvo a la vista la Cancillería y la Presidenta. Pero, personalmente, me ‘desayuné’ completamente; casi me caí de la silla cuando me llama la Presidenta y me pide eso”.
-¿No cree que tal vez algunos dirigentes lo recomendaron para sacarlo del escenario político nacional? Usted es laguista…
“Puede que alguien tenga una lectura así. Pero le comento que estoy bastante fuera del escenario político”.
-Incluso algunos dicen que usted está viviendo un “exilio partidista” a partir de algunas decisiones de la directiva del PS…
“Exactamente, y también estoy en una minoría completa. Estoy en una posición económico-social muy crítica al partido. Estoy en una oposición. Pero creo que la Presidenta se encontró con la renuncia de Puccio, y había que tener un reemplazo que tuviera sentido para la contraparte española”.
-¿Salir del país le restará la posibilidad de incorporarse a alguna campaña, como la de José Miguel Insulza?
“Lo he dicho públicamente: no apoyo a José Miguel Insulza”.
jueves, 2 de octubre de 2008
Temas del presupuesto 2009
"Una política fiscal apropiada es aquella que provee y financia eficientemente los bienes públicos y transferencias monetarias que la sociedad determina como necesarias para su buen funcionamiento y cohesión. Además, es la que en el ciclo económico actúa como estabilizador del desempeño económico."
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sábado, 27 de septiembre de 2008
Lecciones de una crisis
Después de años de religión de mercado, vuelve a aparecer una evidencia incómoda para el pensamiento dominante: el capitalismo y las crisis financieras periódicas (bursátiles, cambiarias, bancarias) van de la mano. El valor de un activo financiero depende de la evaluación de un flujo de ingresos futuros expuesto a una gran variabilidad e incertidumbre. Y tomar riesgos con recursos propios o de los demás es la esencia del capitalismo motivado por el lucro, que ha demostrado ser el sistema económico más dinámico pero a la vez el más inestable, depredador y concentrador de ingresos. Así lo confirma la historia desde la crisis de las bulbas de tulipas de 1634, la de la South Sea Company de 1720, las ocho creadas por las guerras europeas entre 1713 et 1820 y así sucesivamente. El capitalismo entró en crisis muchas veces, como predijo Marx, pero fue capaz de recuperarse. E incluso de tener épocas de oro, como el de la posguerra, gracias en buena medida a las ideas de Keynes para superar el equilibrio de subempleo. La crisis del sistema de tipos de cambio fijo en 1971 y el estancamiento con inflación de los años setenta fueron superados mediante la globalización acelerada. La eclosión de las nuevas tecnologías de la información le dio una nueva vitalidad al capitalismo, con la innovación y la “destrucción creativa” de Schumpeter trasladando los recursos hacia sus usos más productivos. Pero siempre con una piedra en el zapato: desde 1970, según Caprio y Klingebiel (2003), han ocurrido 117 crisis bancarias sistémicas en 93 países. Los estudios econométricos muestran que la liberalización interna aumenta la probabilidad de una crisis bancaria, la que aumenta todavía más cuando se combina con liberalización financiera externa.
Estados Unidos vivió hasta 2007 un período de prosperidad, acompañado de un ahorro mundial en expansión y energía barata. Pero se preparaba la crisis, con préstamos hipotecarios a millones de hogares de ingresos inestables, una política monetaria expansiva y bancos que ampliaron su endeudamiento respecto al capital propio. La banca diluyó el riesgo en títulos que mezclan activos de distinto riesgo. Además, los fondos especulativos se multiplicaron, incluyendo coberturas de riesgos en la cuerda floja permanente. Esta mezcla explosiva estalló al aumentar los impagos hipotecarios y caer el precio de las viviendas, con un déficit de capitalización bancaria a medida que cayeron los precios de los activos físicos con los que se especuló hasta el infinito.
¿Y cómo estamos por casa? Para empezar, con fuertes pérdidas de los fondos de pensiones y una incertidumbre generalizada sobre el valor de las pensiones futuras. Esto no se quiso corregir en la reforma reciente, que introdujo mayores márgenes de inversión fuera de Chile en vez de mayor seguridad mediante la vieja pero imperturbable receta bismarckiana de basar una parte de las pensiones en el reparto. Se supone que nuestra supervisión bancaria es suficiente: crucemos los dedos. Mientras, una parte de los chilenos se apresta a preferir como presidente a una persona, Sebastián Piñera, que ha hecho su fortuna con los mismos métodos que provocaron la debacle actual y que ha sido multado por obtener ganancias indebidas. Todo un caso de moral pública a disposición de los ciudadanos. Sus eventuales seguidores harían bien en escuchar al presidente francés, Nicolas Sarkozy, que ha llamado a “sacar las conclusiones de la crisis para que no se reproduzca", sobre la base de la “ética del esfuerzo y del trabajo” y “regulando los sistemas de remuneración de los directivos y operadores financieros para acabar con los abusos", pues, concluye, "el laissez-faire se ha terminado, el mercado todopoderoso que siempre tiene razón, se ha terminado”.
sábado, 6 de septiembre de 2008
Entrevista en El Mostrador
Gonzalo Martner y su diagnóstico del oficialismo
El ex presidente del Partido Socialista, economista y actual director del magíster en Gerencia Pública de la Universidad de Santiago, Gonzalo Matner, dice estar más cómodo alejado de la política contingente. Y a pesar de que reconoce su gusto por la vida intelectual y universitaria, accedió a conversar con El Mostrador.cl sobre los procesos que ha vivido su partido en el último tiempo y de la gestión política del gobierno de Bachelet. Matner asegura que uno de los peores errores cometidos por la Concertación es haber cerrado las puertas al senador Adolfo Zaldívar y al ex PPD, Fernando Flores, entre otras cosas.
-¿Cómo ve a la Concertación hoy?
-La Concertación ha hecho grandes cosas. Reestableció la convivencia democrática y saldó cuentas con las grandes heridas de Chile de la mejor manera posible que es corregir las violaciones a los DD.HH. Lentamente o imperfectamente, como quieras, pero con mucha consistencia. También hay avances sociales muy importantes. Dicho eso, lo que tiene que venir por delante es la capacidad de que las fuerzas políticas le ofrezcan al país una dirección hacia la cual caminar. El problema es que hoy sólo se ofrece una sola alternativa: sigan votando por nosotros para que sigamos gobernando.
-¿Cuál sería la novedad del último tiempo?
-En el último tiempo, lo único nuevo fue la Presidenta Bachelet, porque ahí ofrecimos una novedad profunda. En el escenario actual, Ricardo Lagos fue Presidente, Frei lo mismo y José Miguel Insulza fue ministro al igual que Soledad Alvear. Los cuatro son muy respetables y capaces, pero no es algo nuevo.
El clientelismo del PS
-¿Qué cree que se agotó en estos años?
-Se agotó la política de los consensos con la derecha y al interior de la Concertación. Entramos en una especie de centrismo blando, neoliberal en lo económico y conservador en lo cultural. Eso es lo que los chilenos ya no tienen ganas de seguir escuchando. Y no hay ánimo de hacer la discusión. Por lo tanto, se ha optado por las vías autoritarias. Y se dice: no son leales los que plantean opciones alternativas.
-¿Cómo ve a los partidos actualmente?
-Veo a una DC mejor que el mundo progresista de la Concertación. Tiene liderazgos claros, una presidenta de partido que todo el mundo sabe a qué atenerse con ella al igual que con el ex presidente Frei. Pero, actualmente, en el progresismo de la Concertación no se cumplen condiciones esenciales para armar una fuerza política: no se ve un proyecto que permita cohesionar a quienes son parte de una corriente política y al mismo tiempo proyectar en el tiempo un nuevo esfuerzo, porque hacer política es hacer un esfuerzo para cambiar las cosas.
-¿Tampoco visualiza a un líder que pueda encarnar algo nuevo ?
-El ex presidente Lagos se plantea asimismo como líder nacional, más allá de las corrientes políticas. Sobre Insulza, que tiene un gran talento y que le ha prestado grandes servicios a Chile, no sabemos a qué atenernos en cuanto a lo que piensa como proyecto de país. A eso se suman unos dirigentes partidarios que han transformado al PS -no quiero referirme al PPD porque no es mi partido, pero creo que hay algo parecido- en una maquinaria clientelística y de federaciones de caciques, sin proyecto y sin voluntad mayor de convocar a nadie.
-¿En qué se ha convertido entonces el PS?
-En una maquinaria cada vez más eficaz para colocar gente en los puntos neurálgicos del aparato del Estado, además de ser un partido del que no se sabe lo que piensa sobre el país y su futuro. Por tanto, la impresión que tengo es que el sector progresista de la Concertación está en una etapa terminal y de práctica disolución.
-¿El clientelismo o la federaciones de caciques de las que habla, las refleja en algún cargo en especial?
-No es un tema de personas, sino que de prácticas políticas. Las instancias deliberativas del PS discuten básicamente sobre el control interno del partido para obtener control o posibilidad de control de tal o cual aspiración de participar en el aparato del Estado. No sé, sinceramente, qué es lo que junta políticamente a los actuales líderes de tendencias que son mayoría en el partido. Y tengo la sospecha que los vincula más que nada la común voluntad de ser parte de la dirección para tener influencias sobre el aparato del Estado. En resumen, lo que fue el PRI mexicano es su minuto.
Manejo político y económico
-¿Cómo ha visto el gobierno en términos de gestión política, sobre todo con el manejo del Transantiago?
-Tengo la mejor opinión de Cortázar, que ha hecho una tarea titánica, pero como todo ser humano tiene límites y esos límites están dados por el contexto político. No sé cómo se produjo la validación de los quiebres de la DC y del PPD conducentes, en ambos casos, a la pérdida de la mayoría en la Cámara y en el Senado. No entiendo cómo se dejó avanzar esa situación hasta esos límites. Me resulta incomprensible que se entienda que fue algo necesario y hasta digno de aplauso.
-¿Cree que se debería haber continuado conversando con Zaldívar y Flores?
-Cuando se ha tenido la voluntad expresa de quebrar las mayorías existentes, de expulsar de la propia coalición a quienes, entre otras cosas, daban las mayorías suficientes, entonces uno no puede venir a quejarse y decir: sabe, no tengo la mayoría en el Parlamento. Creo que se ha actuado con una miopía impresionante. Por supuesto que se debería haber continuado hablando con ellos. Adolfo sigue siendo el mismo que antes y si antes fue posible trabajar con él, por qué no ahora. Flores fue ministro del presidente Allende, fue del MAPU y militante del PPD durante décadas, entonces no entiendo por qué ahora no se puede trabajar con él. Puede ser difícil, pero si estamos en una coalición amplia con un asunto práctico de por medio, donde ellos aseguran una mayoría y no contar con ellos significa perder esa mayoría, no lo entiendo.
¿Cuál es su evaluación del manejo económico del ministro Velasco?
-Velasco es el único de los ministros de Hacienda de la Concertación, incluso contradiciendo lo que está escrito en el programa de gobierno, que ha declarado que no va a hacer reformas tributarias durante su ejercicio. El ministro Foxley realizó una importante reforma tributaria, el ministro Aninat e Eyzaguirre también. Pero Velasco sólo se ha dedicado a eliminar impuestos de las personas más pudientes. Incluso llegó al punto de plantear una fórmula, a propósito de la depreciación acelerada, que iba implicar un incremento extremadamente significativo de los ingresos de las personas más ricas de Chile, un regalo completamente innecesario. Más de cien millones de dólares se dedicaron a disminuir los impuestos a los cheques, algo que no es exactamente el tipo de actividad que involucra a las personas más pobres de Chile. Velasco es Expansiva y todos sabemos que ellos no creen en un Estado que fortalezca la protección social. Velasco se ha caracterizado por no querer escuchar a nadie.
miércoles, 3 de septiembre de 2008
20 años no es nada

Se armó hacia 1986 el Comité de Elecciones Libres, con gente de la DC y de la izquierda no comunista y en ese contexto un "Comité Técnico", con Genaro Arriagada a la cabeza, que después fue formalizado con apoyo institucional al crearse la Concertación el 2 de febrero de 1988. Nos pusimos a trabajar un grupo más bien reducido sobre los aspectos prácticos del plebiscito y Genaro supo crear un ambiente creativo, despartidizado pero con representatividad partidaria (yo mismo era de la dirección del PS que dirigía Núñez), reuniendo talentos variados para con discreción preparar una estrategia coherente de enfrentamiento de la dictadura en las urnas. Esto sonaba bastante audaz en el contexto de la época y (casi) todos nos miraban con completo escepticismo y algo, en ocasiones, de sorna por lo "iluso" del intento.
Un día, en la Editorial Aconcagua donde Genaro tenía sus oficinas me dice a la pasada: ¿porqué no te haces cargo del control de la votación? Yo lo miré con cara de sorpresa y creo haberle dicho algo así como que no tenía ni la menor idea de como se podía hacer eso, pero me contestó que se necesitaba alguien del equipo que habíamos formado que empujara el tema. Así es que acepté, un tanto inquieto. Con mis 30 años y después de los variados y en ocasiones bastante azarosos avatares vividos desde el año 1972 en que me involucré en política (luchas estudiantiles, golpe, exilio, retorno, protestas, construcción de alianzas amplias) no me pareció tan imposible y en todo caso había que intentarlo. Es cierto que tampoco éramos muchos en la izquierda los que estabámos en la estrategia de comenzar a derrotar a la dictadura en el plebiscito. En mi partido me apoyaron en el tema (dicho sea de paso, después de mi militancia en el MIR y mi posterior etapa de independiente socialista, era al PS dirigido por Núñez y después por Arrate al que yo había entrado en 1985, pues -aunque yo estuve en el origen del PPD y revisé con un equipo una a una las fichas del nuevo partido legal para que no fueran rechazadas y las llevé físicamente al servicio electoral- el PPD era solo para muchos de nosotros instrumental, aunque la historia, esa imprevisible, después dijera otra cosa...) .
Y me instalé en las oficinas de la Editorial Aconcagua y más tarde en las del Comando del NO en Alameda con Lastarria. Me acerqué a los jóvenes de la FECH de entonces, encabezados por Germán Quintana, que era DC, y a gente de todos los colores para armar un equipo a la altura de las circunstancias y la complejidad de la tarea (llegamos a contar en la madrugada del 5 al 6 de octubre el 80% de los votos y más tarde casi la totalidad de los votos, gracias al despliegue de miles de apoderados y enlaces por todo Chile...). Es cierto que la DC quiso armar luego un trabajo propio de partido, y yo mismo propuse que no nos complicáramos e inventamos aquello de la línea N y la línea O, en la idea que se complementaran. En nuestra línea trabajó gente de todos los partidos, con el apoyo tácito de la propia directiva DC, lo que yo siempre agradecí porque fue una expresión de confianza.
En el diseño efectivamente nos ayudó Glenn Cowan y parte del equipo de la consultora Sawyer&Miller, ligados al Partido Demócrata norteamericano, que nos trasladaron su amplia experiencia en estas lides, lo que se agradeció muchísimo, pero básicamente lo hicieron jóvenes ingenieros chilenos encabezados por Germán Quintana, Didier de Saint Pierre, Hernán Saavedra, Maurice Saintard, Carlos Alvarez, Aldo Signorelli, Guillermo Díaz y decenas de profesionales, como Alberto Urquiza, Enrique Dávila, Marcelo Leseigneur, Jorge Navarrete, Joaquín Vial y tantos otros que hicieron un trabajo enorme en un muy breve período de tiempo para recolectar, procesar y analizar millones de votos distribuidos en 22 mil mesas, y a los que la democracia chilena debe mucho en un momento que fue crítico para reencaminar la historia del país por una senda más civilizada.
La Nación, 2 de septiembre de 2008
A 20 AÑOS DEL PLEBISCITO: Cómo se montó la red paralela de cómputos
El control del comando opositor
El economista entonces PPD Gonzalo Martner estuvo a cargo de una de las líneas a través de las cuales la oposición vigiló voto a voto la limpieza del plebiscito de 1988.
El Comando del No informó el modo a través del cual controlaría los resultados del plebiscito de sucesión programado para el 5 de octubre. El diseño considera la movilización de 80 mil personas entre apoderados de mesa, de locales de votación y encargados de transmitir y transportar los datos. El sistema se pondría en operaciones a las 6 de la mañana del 5 y tuvo dos responsables técnicos: el DC Eric Campaña y el PPD Gonzalo Martner. Cada uno de ellos administró una línea de información independiente, una red se conoció como "N" y la otra se identificó como "O".
Campaña estuvo a cargo de la línea de
Los informes de votos de estas unidades se llevaron a formularios especiales y se recopilaban en oficinas comunales. Cada 40 mesas escrutadas se levantaba un acta que a su vez se trasladaba a un centro de cómputos provincial. Desde este nivel intermedio los datos se transmitían a Santiago a un computador central. Por razones de seguridad, los núcleos de acopio -51 en todo el país- se ubicaron en casas y oficinas secretas. Para transferir las cifras se utilizaron telefax, télex, teléfonos y radios. Una vez que los datos se consolidaron, eran comunicados al secretario ejecutivo del Comando del No, Genaro Arriagada, y al vocero del mismo, el presidente de
Después del plebiscito se filtró que la decisión de controlar cada mesa de votación -lo que implicó más de 40 mil voluntarios repartidos por todo el país- derivó de una sugerencia del norteamericano Glenn Cowan, ligado al Nacional Democratic Institute, quien explicó al llamado equipo técnico del No que los fraudes normalmente se cometen en los centros de acopio controlados por la autoridad político-administrativa y no en las unidades mínimas, que son las mesas, y que por tanto son imposibles de manipular debido a que el escrutinio es abierto.
Cowan les dijo a sus oyentes que debían llevar un conteo propio a través de sistematizar la votación de cada una de las mesas, para que este cómputo lo pudieran oponer al Gobierno si éste entregaba resultados fraudulentos. Debido a esta recomendación, el Comando del No optó por la vigilancia rigurosa del proceso a partir de la unidad-mesa.
martes, 2 de septiembre de 2008
Las instituciones y la necesidad de innovar
La confusión sobre los proyectos de los unos y los otros, el doble discurso, el pragmatismo sin visión, han ido creando un mal clima en el país, que no tiene claridad sobre cuales son sus opciones y por tanto se desinteresa de la búsqueda del interés general. A este estado de cosas no es ajena la mala calidad de las instituciones.
Un buen funcionamiento global del país necesita, como la respiración humana del oxígeno, de instituciones políticas y administrativas dinámicas. Estas lo son cuando se constituyen en nexos constructivos entre las opciones individuales, la provisión de bienes públicos y la construcción de proyectos colectivos. Para que una moderna articulación entre poder administrativo, economía y sociedad facilite la innovación y la competitividad y que estas sean soportes sólidos de una mayor prosperidad justamente distribuida, las democracias pluralistas deben admitir el carácter estructurante del conflicto y del debate. Para una visión antigua y traumada esto pudiera aparecer como factor de desestabilización. La estabilidad democrática se obtiene con la legitimación de la representación de intereses particulares o colectivos contradictorios, no con su represión o negación, y con mecanismos fluidos y transparentes de deliberación sobre su pertinencia, seguidos de procedimientos de decisión mayoritaria legítima sobre las opciones en presencia. Por supuesto, esto no excluye cautelar como corresponde los derechos de las minorías, y especialmente su derecho a transformarse en mayoría, razón por la cual períodos de gobierno de cuatro años no son necesariamente malos para la dinámica política.
Los sistemas de representación y de separación de poderes deben proteger el pluralismo, aunque no paralizar la acción colectiva, como es el caso hoy: el “empate binominal” no permite orientar a Chile hacia ningún proyecto colectivo coherente, de uno u otro signo, que no sea una especie de centrismo blando inconducente. En muchos aspectos el ejecutivo se paraliza por la ausencia de mayoría parlamentaria y su programa de gobierno es un papel sin valor, que no compromete a nadie a hacer nada. Para que el parlamento juegue un rol mayor en la orientación de las políticas públicas, además de la fiscalización de su ejecución, no debe ser un factor de entrampamiento para unas u otras opciones políticas, sino estar en sintonía con la voluntad del país. Esto requiere de un sistema electoral coherente con ella. ¿Porqué no avanzar a un sistema electoral mayoritario como el existente en muchas democracias maduras? Esto no debe implicar renunciar a incluir una representación no decisiva de las minorías políticas significativas, sino dejar atrás el actual sistema de empate, fuente de parálisis, de desincentivo a la innovación y de alejamiento de la opinión pública de su principal institución representativa, de la que hoy casi nada nuevo o significativo puede surgir que no sea la obstrucción. No es de extrañar entonces que su prestigio no sea el más alentador, pues la opinión pública se ha hecho una opinión del parlamento como una institución parasitaria y no como el lugar en el que se contribuye a mejorar el presente y se representan, en un contexto de debate, sus proyectos de futuro.
Mejorar las instituciones incluye otros temas. Cabe mencionar al menos dos. En primer lugar, el espacio institucional regional y local debe tener más autonomía en los asuntos que le competen: la crisis del sistema de transporte metropolitano gestionado por el gobierno central es paradigmático al respecto. No se conoce democracia moderna alguna que entregue el manejo del transporte urbano de cada una de sus ciudades, incluyendo la capital, a una autoridad del gobierno central. Es sorprendente como el debate sobre el tema no incluya la creación urgente de los gobiernos metropolitanos (que tuvimos ocasión de proponer en... 1991 y que fue rechazado como tantas otras cosas por la derecha en el parlamento). Las regiones deben poder ocuparse de sus asuntos propios con autoridades propias, eligiéndolas por ejemplo al mismo tiempo que las autoridades municipales, y estas deben tener más facultades y a la par más escrutinio público sobre sus acciones y más cercanía con sus ciudadanos.
A la vez, no existen razones para no establecer –como quedó comprometido por lo demás con la Unión Europea- mecanismos profesionales, periódicos y amplios de concertación entre gobierno, trabajadores, usuarios y empresarios para deliberar sobre las opciones de política pública en materia económico-social, complementando el trabajo del gobierno y el parlamento e institucionalizando la representación razonada de intereses. En Chile nos estamos acostumbrando a los estallidos sociales parciales, a los que se otorga respuestas cada vez más clientelares, sin una visión sobre la orientación hacia la cual el país se dirige y sin coherencia de conjunto. Es este tal vez el momento, al iniciarse un período electoral que durará poco más de un año continuo, en el que algunos temas de fondo puedan ser discutidos.
martes, 8 de julio de 2008
Turbulencias económicas
El crecimiento del PIB, que registró un 5,1% en 2007, volverá a estar este año y el próximo por debajo de esa cifra (entre 3 y 4%). La productividad viene creciendo poco y los choques de oferta en materia de energía y sequía no han ayudado. El tipo de cambio sufrió una severa apreciación que afectó la cantidad exportada en lo que va de año y complicó mucho a los que compiten con importaciones. La tardía intervención del Banco Central ha servido para revertir el problema, lo que demuestra una vez más que buenas políticas económicas producen resultados mejores que el mercado librado a su suerte.
La inflación experimentó un salto que no veíamos desde hace mucho tiempo. Recordemos que en 1990 la democracia se inauguró con un ritmo anual de cerca de 30% y desde esa fecha se redujo sistemáticamente. La inflación es regresiva –afecta más a los que viven de un salario o de ingresos esporádicos- y en el largo plazo disminuye la inversión al afectar el horizonte del cálculo económico. Una inflación en ritmo anual de 9% en vez del 3%, que es la meta del Banco Central, es un problema serio. Este repunte es complicado pues se acompaña de una disminución de la actividad.
El desempleo es la variable que viene fuera de marco desde hace más tiempo, es decir desde que en 1998-99 se provocó en Chile -gracias a una mala política monetaria y fiscal- una recesión gratuita. Ha costado mucho desde entonces bajar el desempleo del rango de 8% a 10%, que no es socialmente aceptable. La trayectoria venía lenta pero bien encaminada hasta el año pasado. Se siguen aún creando muchos empleos en la economía, pero el ritmo viene de baja y las tasas de desempleo son mayores que las del año pasado (en parte porque más gente busca trabajo).
Frente a estas turbulencias, el peligro principal está en…los expertos. Los hay de dos tipos que son peligrosos. Algunos engarzan muy bien con la tradición que tiene en el presidente Barros Luco su mejor representante: “los problemas son de dos tipos, los que no tienen solución y los que se arreglan solos”. Es el credo liberal de los ajustes automáticos: no hagamos nada, o lo menos posible, los gobiernos no están para actuar, es mejor que los desequilibrios se absorban solos y se deje a los mercados el máximo de flexibilidad sin intervenciones que solo agravan los problemas. Desde la crisis de 1929 se sabe que esta receta no hace más que dañar a las economías. La otra versión es la del activismo brusco que lleva a cazar moscas con escopeta. Sus recomendaciones suelen ser: si hay inflación, súbase fuertemente la tasa de interés para que el Banco Central “sea creíble” y exíjase al gobierno bajar el gasto. Si el origen de la inflación es importado, mala suerte: el riesgo de difusión de la inflación debe atacarse con medios recesivos rápidos y masivos. Estas políticas de tasas de interés altas y contracciones del gasto público invariablemente terminan deprimiendo la economía y provocando un incremento del desempleo como en 1975, 1982 y 1999.
Lo que cabe hacer es diagnosticar bien el problema:
- la inflación se explica hoy por aumentos de costos originados en fenómenos externos (petróleo y alimentos), no por exceso de demanda.
- El consumo interno viene creciendo menos desde fines de 2007. No hay que contraerlo más, pues puede desplomarse.
- Por tanto, no hay que subir las tasas de interés afectando a los consumidores y a los productores ni disminuir el gasto público (se debe respetar la regla anticíclica en vigencia), pues esto deprime la actividad innecesariamente.
- El propio efecto de la pérdida del poder adquisitivo moderará el consumo.
- Hay que establecer un horizonte de 24 meses para volver a la meta de inflación.
- Hay que actuar conteniendo el alza de combustibles en lo que tiene de temporal modulando no tanto el impuesto específico (que se aplica a las cantidades consumidas) como el IVA, limitando la recaudación a la que resulte del valor del petróleo de largo plazo.
- Hay que restablecer urgentemente los ingresos de los más pobres perdidos con la inflación si no queremos un aumento rápido de la pobreza. Bonos trimestrales compensatorios a las familias de ingresos más débiles mientras dure la emergencia de precios altos de la energía y los alimentos son posibles y justos… si es que no se tiene a los dogmas neoliberales y las instituciones que los defienden como guías de conducta.
Los economistas chilenos de esta corriente han demostrado ser lo suficientemente incompetentes como para que no sea recomendable seguir sus recetas recesivas.
Por último, el país debe asumir que el precio del cobre será por un largo período más alto que lo previsto y que el inmenso caudal de recursos adicionales generados no va a sus dueños, todos los chilenos, sino a quienes tienen la concesión privada de la explotación obtenida en condiciones ilegítimamente ventajosas. Establecer un nuevo trato tributario con las mineras privadas es un deber nacional que si no se cumple nos será reprochado con justicia por las futuras generaciones, que no encontrarán justificación a la increíble ceguera colectiva frente a la dilapidación de recursos que permitirían asegurar el salto al desarrollo que el país necesita. Se debe renunciar con urgencia a la defensa dogmática de “la estabilidad de las reglas del juego” que en este caso son directamente injustificables y privan a los chilenos ni más ni menos que de un mejor futuro.
miércoles, 14 de mayo de 2008
¿Puede ser Chile más equitativo?
En Chile, instituciones distorsionadas aceptan metas de inflación, pero no de equidad. Exigen garantías a la propiedad del capital, pero no aceptan garantías de medios mínimos de subsistencia para los que nada tienen. Así va el país del bajo riesgo financiero y de la alta desigualdad. Así va la mayoría de sus elites, que por interés pecuniario y/o convicción neoliberal, a veces de reciente data, han abandonado la búsqueda de grados decentes de justicia social.
Esto se refleja en varias consideraciones del informe. Afirma la comisión que los niveles de desigualdad varían muy poco a través del tiempo (“esto es algo que se repite en todos los países”) y que al mismo tiempo dependen de la intensidad de las políticas sociales: ¿no bastaría entonces con hacerlas más intensas? Más allá de la contradicción, cabe subrayar que las desigualdades pueden variar, incluso dramáticamente, en períodos breves. En las últimas dos décadas, como lo reseña el FMI en su más reciente World Economic Outlook, la desigualdad en las grandes zonas del mundo ha aumentado en el Asia en desarrollo, en la Europa emergente, en América Latina y en las economías avanzadas, pero ha disminuido en el Africa Subsahariana y en Rusia y los ex países del Este. Digno de mencionarse es que la desigualdad se ha morigerado en Brasil y México, aunque desde rangos muy altos, y que en el Sudeste Asiático se ha mantenido en bajos niveles, mientras entre los países industrializados ha disminuido en casos como Francia. La clave sigue estando en las opciones de sociedad que las democracias modernas procesan y no en una imposibilidad que la evidencia disponible no muestra y en la que pertinazmente se nos quiere hacer creer.
Asumir esa clave supone partir por no seguir empleando el lenguaje neoliberal de crítica al “asistencialismo y la dependencia”, como si no fuera legítimo que los niños, los discapacitados, los mayores y aquellos que atraviesan por dificultades sean asistidos como lo merecen. La única dependencia que es intolerable es la de los que deben aceptar cualquier cosa porque no tienen medios para subsistir y dependen de lo que encuentren disponible para no sufrir graves privaciones. El vuelco conceptual a producir es que debe constatarse que el gasto más rentable es el preventivo, desde la maternidad y la infancia temprana, antes que el paliativo de reinserción desde la marginalidad, cuando no desde la infracción de la ley. Es allí donde deben priorizarse nuevas metas.
Insiste el informe, por otro lado, en validar cálculos de desigualdad que no consideran los ingresos disponibles por habitante, lo que toda la metodología internacional recomienda hacer, y de esa manera la subestima. Pero lo más importante es que bien calculada ha disminuido recientemente (para 2006 el ingreso disponible del 20% más rico es 16,5 veces mayor que el ingreso del 20% más pobre, contra 18,4 veces en 1990), mientras mantiene unos cálculos incompletos de Mideplan sobre la incidencia del gasto e ingresos públicos que no se avienen con estudios más rigurosos sobre el tema (como el de Engel, Galetovic y otros) y que cabría corregir con urgencia.
Lo que cabe ahora es sobre todo apurar el tranco. Usando los datos de la última encuesta CASEN, si por la vía de hacer más amplio y progresivo el sistema de tributación-gasto público (que simplificando mucho es el método más eficiente en el corto plazo para disminuir las desigualdades de ingreso), se redistribuyera un 5% adicional del ingreso disponible del 20% más rico, la relación pasaría a la mitad, es decir a 8,6 veces. Este ya es un nivel parecido a la media de las democracias industriales o de los países del sudeste asiático, aunque todavía muy superior al de 4 veces de las socialdemocracias nórdicas o de Japón. Las propuestas de la comisión en esta materia son tímidas (destaca un subsidio a los salarios bajos) y de aplicarse no incidirían sino marginalmente en la desigualdad de ingresos, pero van en la buena dirección. Tímidas son también las propuestas laborales y las ambiciones desarrollistas, esenciales para reequilibrar la relación capital-trabajo y aumentar la prosperidad colectiva, y que se limitan a buenas proposiciones sobre corrección de las fallas de mercado en el financiamiento de las empresas pequeñas. ¿Porqué no aprovechar el impulso de este informe, plantearse metas de crecimiento y equidad para los próximos 10 años por parte del gobierno, y discutirlas a fondo en vistas a la próxima elección presidencial?
viernes, 18 de abril de 2008
Ética Pública
Juzgar la diligencia y pertinencia de la acción ministerial, siempre opinable, está para el debate político, tal vez para una interpelación, pero no para una tan grave sanción como la que se ha producido. Ha habido por parte de una mayoría circunstancial del Senado un ánimo de utilizar un mecanismo claramente excepcional para hacer daño a la ministra Provoste, al gobierno y a la Presidenta Bachelet. Es una acción injusta que está en línea con lo que la derecha ha sido siempre en Chile: intolerante y vengativa. Es apenas un aperitivo de lo que se puede esperar de ella si vuelve a llegar al gobierno.
Pero también se sumaron dos votos de personeros que fueron electos en las listas de la Concertación y que, más que eso, han compartido de manera destacada las luchas democráticas en el país. Es cierto que fueron expulsados o empujados a irse por las directivas de sus partidos, en un acto de ceguera política que no prestigia a esas directivas. Pero ese hecho, que genera enconos y deteriora el clima político, no puede justificar la conducta de Flores y Zaldivar: han sumado sus votos para una medida de fuerza injusta y desproporcionada.
No se puede tolerar, como hemos visto en estos días, graves interferencias corruptas en licitaciones públicas en el Registro Civil o en municipalidades UDI; no se puede tolerar engaños e inauguraciones fantasmas como las que se ha visto en salud; no se puede tolerar redes para liberar a narcotraficantes en la nueva justicia penal; no se puede aceptar desvíos de recursos públicos para actividades políticas ni nepotismos de ninguna especie; no se puede aceptar tampoco la más o menos desembozada interferencia de las oligarquías económicas en el financiamiento de la actividad política o su búsqueda de influir en el gobierno, con la costumbre que se va instalando de reclutar a autoridades salientes en directorios privados, las que luego vuelven a ocupar cargos públicos de primer plano. Tampoco se puede aceptar el increíble sistema que se adoptó en una negociación apresurada en 2003 por iniciativa de la derecha que permite a las empresas financiar campañas y además, colmo de las ironías, descontarlas de los impuestos. Recordemos que en Estados Unidos, por ejemplo, esto está prohibido y nadie puede aportar a un candidato más de 2 300 dólares por campaña. Nada o muy poco estamos haciendo para evitar el condicionamiento de los representantes públicos por intereses privados.
Todos estos hechos nos hacen constatar que la ética pública está cuestionada en Chile. Es deber de todos ayudar a fortalecerla y contribuir a prestigiar la democracia tan duramente reconquistada. Con debate fuerte, con normas más estrictas, con persecución sin excepción de responsabilidades penales, administrativas y políticas cada vez que sea necesario. Pero proporcionales a las faltas constatadas, sin venganzas ni desalojos. En estos días la supuesta defensa de la ética pública se transformó en un pretexto para una estrategia de la tensión que recibirá una vez más el rechazo de la mayoría de chilenos que valora la firmeza y el compromiso con la probidad, pero al mismo tiempo valora el sentido de justicia y de las proporciones, así como el esfuerzo por mantener una convivencia civilizada.
jueves, 10 de abril de 2008
Cinco razones para un cambio

1. La dirección actual ha buscado dividir artificialmente al partido
La actual dirección ha reeditado la conocida técnica de identificar buenos y malos e incitar a descalificar y marginalizar a estos últimos en nombre de los primeros. Los buenos son lo que estarían con la Presidenta Michelle Bachelet y los malos los que estarían en contra de ella. El problema es que no hay en el Partido Socialista, hasta donde se puede apreciar, opositores a la persona de la Presidenta Bachelet, a su programa de gobierno o a la orientación general de su gestión. Y eso es un gran activo para la Presidenta, que una dirección responsable debiera buscar valorizar, cuidar, cultivar, extender. Por el contrario, la dirección en ejercicio ha inventado literalmente un conflicto donde no lo hay, con el solo objeto de reforzar la posición de quienes ejercen el poder interno. Dicho sea de paso, es de una gran deslealtad con la Presidenta no buscar sumarle los apoyos de que dispone de parte de todos los socialistas.
Naturalmente, habrá siempre sobre tal o cual aspecto de la gestión de gobierno valoraciones críticas de mayor o menor amplitud, que una conducción política debe asumir como parte de la vida democrática del partido y del país. Tanto es así que la mesa partidaria ha realizado fuertes críticas, por ejemplo, a la actitud gubernamental de trasladar a los tribunales la aplicación de la ley de subcontratación, a la conducción de la Cancillería o a medidas económicas como rebajas tributarias a la incorporación de tecnología. Incluso un diputado defensor de la mesa directiva le ha pedido públicamente la renuncia a una ministra acosada por la derecha
Cuando el derecho constructivo a la crítica que es propio de la democracia lo ejercen miembros del partido que no son parte de la mayoría actual, entonces son desleales, “no están en las duras y en las maduras”, son opositores, esquizofrénicos y otros epítetos variados que no buscan argumentar, sino descalificar y deslegitimar para mantener en pie la idea de la división del partido entre buenos y malos.
Se podrá discutir el mérito de cada uno de los debates que emergen sobre la política de gobierno, y en ocasiones su franca no pertinencia, pero no es legítimo poner en cuestión el derecho que le asiste al Partido Socialista y a sus miembros, junto al deber primordial de apoyar al gobierno al que contribuyó a dar origen, de proponer políticas y de criticar aspectos puntuales que pudieran merecerle reparos en la gestión pública y en la tarea legislativa. Ese derecho lo hemos ejercido, por lo demás, durante los gobiernos de Aylwin, Frei y Lagos, como a todos consta, incluso mediante rechazo a algunas legislaciones, sin que nadie pueda sostener que el PS no ha sido leal con la coalición y sus gobiernos. Y habrá siempre puntos de vista que emanan de su identidad política misma, que es previa a todo gobierno y se prolongará más allá de ellos.
Ante la apelación apolítica a la disciplina, baste recordar como funcionan las democracias maduras. En EE:UU: el actual candidato republicano a la presidencia, John McCain, recientemente recibido por Bush en la Casa Blanca como su candidato, votó en contra de la rebaja de impuestos a los más ricos, entre otras votaciones contrarias a su gobierno, sin que nadie rasgara vestiduras. En Europa, las coaliciones mayoritarias discuten permanentemente entre sus componentes las opciones gubernamentales. La democracia es el conjunto de instituciones que no solo no reprimen sino que protegen el disenso y lo dirimen mediante la regla de la mayoría de votantes políticamente iguales que participan periódicamente en las decisiones públicas.
El PS no es un órgano de la administración pública ni está sometido al principio de jerarquía estatal, es un organismo vivo y plural que combina la representación de diversas expresiones de la sociedad civil con la acción a favor de un proyecto democrático de transformación social igualitaria. La sabiduría de una dirección es conducir ese organismo vivo, no buscar reprimirlo y alinearlo con un fanático afán de control. La disciplina vacía no puede imponerse a la deliberación razonada y a la libre adhesión propios de un partido democrático. Entre sentido de la autoridad, que siempre debe estar presente en política para lograr cohesión y resultados, y autoritarismo, que debe rechazarse por ser contrario a los valores democráticos, hay un abismo.
El modo autoritario de concebir la política en parte de la izquierda se ha traducido, cuando determinadas circunstancias históricas le han permitido hacerse del monopolio del poder, en el fenómeno de las dictaduras estalinistas. En buena hora, las tradiciones democráticas recuperadas en el país, a un alto costo para todos, y la existencia histórica de una fuerte izquierda libertaria, no lo hacen posible en Chile. Y para que este tipo de política autoritaria nunca se afiance entre nosotros –con la dictadura militar de derecha ya tuvimos suficiente y con las experiencias fallidas del bloque soviético tuvimos más que suficiente- debemos empezar por hacerla retroceder en el Partido Socialista, respetuosa y democráticamente, pero con gran firmeza.
2. La dirección actual ha dado legitimidad y apoyo a opciones liberales contrarias a las definiciones programáticas del Partido Socialista
La Concertación es una coalición plural de partidos y corrientes de opinión de centro e izquierda. Quienes la concebimos y creamos hace 20 años, y la prefiguramos hace 25 años en medio de fuertes críticas de algunos de nuestros descalificadores actuales, entendíamos y entendemos que en ella caben las corrientes liberales que estén por la democracia y no se opongan a las políticas públicas de redistribución de los ingresos. Que no crean mucho en ellas o que las quieran de muy baja intensidad es otra historia.
Como otra historia es que el Partido Socialista renuncie a su misión histórica y a hacer prevalecer en buena lid sus ideas programáticas sobre las opciones liberales y renuncie a su rol promotor de los derechos de los trabajadores, de los servicios públicos, de los sistemas de ingresos mínimos sociales, de los sistemas de cobertura de riesgos en empleo, salud y vejez, de mecanismos extendidos de igualación de oportunidades y de estrategias públicas de desarrollo productivo. Ha sido penoso y doloroso para una generación de socialistas que han hecho importantes esfuerzos por renovar y actualizar nuestras ideas, pero sin jamás renunciar a nuestras convicciones y valores de izquierda, ver como se termina apoyando, por acción y por omisión, en nombre de una supuesta lealtad mal entendida o de la ridícula afirmación de que no se puede gobernar desde fuera, la visión de Estado mínimo que promueven los ministros liberales y sus corporaciones, que reivindican abiertamente desde dentro y desde fuera esa opción y la practican con el apoyo expreso de la actual dirección.
En la Concertación han retrocedido en el tiempo las ideas liberales (véase el Congreso Ideológico del PDC, por ejemplo), mientras han aumentado su poder político y su capacidad de copamiento de funciones públicas cruciales. Es cierto que de esa manera se cosecha aplausos de la prensa de derecha y del poder económico.
Esto se ha traducido crucialmente en la parte final de la gestión del Presidente Lagos en la disminución del peso del gasto público en el PIB, luego de un incremento inicial. En el período de la Presidenta Bachelet se ha traducido en una política de uso de los recursos fiscales excepcionales en extremo conservadora y en un inmovilismo económico sorprendente. Más aún, se ha promovido una reforma a las pensiones que va a implicar que se gastará proporcionalmente menos en esta área al terminar el gobierno de la Presidenta Bachelet que a su inicio, y que en el largo plazo va a llevar a que se gastará menos en pensiones civiles solidarias que en pensiones militares (1% del PIB contra 1,6% del PIB). Desafío a que la actual dirección desmienta estas cifras. Y se ha promovido rebajas a los impuestos de las empresas con el único efecto de enriquecer aún más a los más ricos, que no prosperó por el disenso activo de algunos de los nuestros.
Lo más grave es que el actual es el primer gobierno desde 1990 que ha renunciado a través de su Ministro de Hacienda formalmente a toda reforma tributaria para aumentar los ingresos permanentes del Estado (lo que no estaba ciertamente incluido en el programa de gobierno, pero los programas de gobierno se han transformado en papeles sin valor). El Ministro de Hacienda ha pretendido en estos días en un encuentro blairista en Londres que el progresismo es “el crecimiento, el librecomercio, el rigor fiscal y el rechazo al populismo”, en un planteamiento abiertamente neoliberal que de progresista no tiene nada y es idéntico al de los Chicago Boys. Se ha proclamado además por el Ministro de Relaciones Exteriores que el modelo económico de Chile es de una “economía de mercado globalizada”. Estos ministros contrastan abiertamente con la Presidenta en su planteamiento de hacer de la protección social el eje de su gobierno y de la construcción de un Estado Social de Derecho su perspectiva estratégica.¿Debe el Partido Socialista entonces abstenerse de hacer ver la flagrante contradicción entre los dichos y los hechos a la que asistimos? ¿Es eso ser leal? Si así se hace, como es el caso de la actual dirección, no nos extrañemos después del alejamiento de los ciudadanos de la política y del desprestigio creciente de la democracia ante semejantes demostraciones de doble discurso.
El PS debe situarse de una vez por todas en el centro de la complejidad que implica optar por el gobierno social y ecológico de los mercados a través de las instituciones de un Estado democrático y social de derecho. Hay otra alternativa históricamente consistente y viable al dogma hoy en desuso de la planificación central y al dogma libremercadista hoy adoptado por un cierto número de miembros del PS bien representados o bien defendidos por la actual dirección, que es la de la construcción compleja de economías mixtas en Estados sociales de derecho.
En esa complejidad no hay fronteras fijas en la relación entre Estado y mercado, entre regulación y mercado. Hay redefiniciones permanentes de acuerdo a las luchas sociales, a la evolución del capitalismo globalizado y su impacto en las economías nacionales y en la reproducción o ampliación de las desigualdades. El Estado debiera estar permanentemente reactualizando su capacidad de generar condiciones estructurales de redistribución de ingresos y de recursos productivos si acaso quienes lo dirigen creyesen en la necesidad de lograr niveles decentes de igualdad distributiva, de igualación de las oportunidades y de reducción de la explotación de los trabajadores y de la exclusión social. Con esa tarea manifiestamente no ha estado comprometida la actual dirección. No se puede renunciar a actuar a favor de políticas públicas fuertes y el afianzamiento de la capacidad de organización y negociación de los trabajadores, como lo ha hecho la actual dirección, y además pretender reprimir con argumentos de disciplina ridícula a quienes disienten de esa renuncia y la consideran un grave error político.
El PS debe abrir los espacios intelectuales y políticos para que los planteamientos que hemos escuchado de la Presidenta en materia de opciones económicas y sociales progresistas –y que compartimos- puedan avanzar. Nadie debiera extrañarse ni ofenderse porque el PS cumpla con su misión histórica de representación de los intereses de los “trabajadores manuales e intelectuales”. Otra cosa distinta son las relaciones de fuerza parlamentaria y la hegemonía de unos y otros en las luchas sociales en cada coyuntura, que permiten avances, provocan retrocesos o generan empates. Pero las luchas hay que darlas responsablemente de cara a los ciudadanos, para eso estamos los socialistas, no para renunciar a darlas.
3. La dirección actual ha tolerado la confusión entre la política y los negocios
O el mercado gobierna a la democracia o la democracia al mercado. Muchos son los países que enfrentan ese dilema contemporáneo con Estados frágiles y con sistemas de partidos débiles. Chile ha sido una excepción en América Latina en la medida que su sistema de partidos es bastante más estructurado que el promedio. Hasta ahora.
En efecto, el sistema de partidos puede sufrir una disolución progresiva si cede ante la presión mediática que prefiere las emociones a los valores, el histrionismo al razonamiento, la gesticulación por sobre la representación articulada y paciente de intereses colectivos. La esfera política permitirá mejor la convivencia democrática en tanto dé lugar a la contrastación de proyectos con alternativas claramente diferenciadas antes que a la mera lucha por el poder carente de significados y sentidos.
Y esa disolución será tanto más rápida si se acompaña del fin de la frontera entre la política y los negocios. Hemos asistido con estupor a la progresiva cooptación de funcionarios públicos que cumplían funciones de fiscalización o regulación estatal por las empresas privadas antes reguladas o fiscalizadas por ellos directa o indirectamente. Ya se instaló en el horizonte de la función pública el paso al sector privado como perspectiva futura de ingresos y posiciones altamente remuneradas. Se podrá imaginar cada cual que eso no contribuye precisamente al mejor cumplimiento de las funciones públicas respecto a los privados. Hemos visto como incluso un ex Ministro de Hacienda dirige a las ISAPRES y algunos ex dirigentes socialistas pasan a formar parte de los directorios de los conglomerados más poderosos del país o a ser los defensores rentados de sus intereses ante los órganos de la administración. En el límite esas situaciones pudieran tolerarse como parte de las opciones individuales de cada cual de acuerdo al ejercicio de su libertad personal, aunque claramente debilitan a la función pública.
Lo que no es tolerable, y desgraciadamente ocurre, es el paso desde funciones públicas a los directorios y la vuelta a funciones públicas, incluso ministeriales de primer nivel en La Moneda. Esa puerta giratoria es la consagración de la influencia del poder económico sobre las instituciones democráticas. Cuando la actual dirección partidaria no dice ni hace nada al respecto, existe un problema grave. Cuando además el segundo dirigente en la jerarquía partidaria (y esta no es una crítica a la persona sino a una conducta con efectos políticos) permanece por largo tiempo como presidente del directorio de una empresa privada lucrativa regulada por el Estado, sin que pase nada, entonces estamos ante el fin de la separación entre política y negocios que se entendía los socialistas promovíamos. Al menos es lo que una anterior dirección partidaria estableció al consagrar la incompatibilidad entre defender rentadamente a las transnacionales del cobre en su ataque al royalty minero y mantener militancia en el partido cuyo líder histórico nacionalizó el cobre, y por lo que, entre otras conquistas nacionales y sociales por las que luchó, terminó entregando dignamente su vida.
No estamos aquí entrando en el dominio siempre controvertible de la ética personal, de la cual nadie tiene el monopolio. Estamos hablando del funcionamiento de un sistema que entrelaza o bien separa el poder político democrático del poder económico. ¿Cómo podría el Partido Socialista criticar en los meses que vienen al candidato de la derecha, que es el paladín de la confusión entre política y negocios, si tolera que algunos de sus dirigentes connotados practiquen, en otra escala, claro, la misma confusión?
4. La dirección actual ha contribuido a la fragmentación y puesta en minoría parlamentaria de la Concertación
Hemos asistido por primera vez a la destitución por la Cámara de Diputados de una Ministra de Estado, lo que eventualmente también ocurrirá en el Senado. Las rupturas parciales en el PPD y el PDC han puesto en minoría a la Presidenta en el parlamento.
Lo inexplicable es que la dirección actual se asoció con entusiasmo a las directivas de esos partidos en sus expulsiones de parlamentarios. Estas son libres de tomar las decisiones que quieran, pero al provocar consecuencias para todos y especialmente para la Presidenta, no pueden no considerar la opinión de sus aliados de coalición ante una consecuencia tan grave como perder la mayoría obtenida en las urnas. Pero el punto de vista de la actual dirección socialista fue de complicidad expresa y declarada.
Así, cuando aún falta la mitad del período presidencial, la situación del gobierno queda no solo fragilizada para llevar adelante su agenda sino también para mantener en sus cargos a los ministros, abriendo la puerta a una situación de hostigamiento grave y desestabilizador. En vez de jugar un rol de composición y acercamiento, la actual dirección socialista, fiel a su lógica autoritaria, contribuyó al quiebre y alejamiento de parlamentarios que son fuertemente criticables en muchas de sus opciones, pero que son más cercanos a nosotros que la derecha pura y dura. Más aún, la idea de sostener con alborozo “ven, en realidad esta gente era de derecha” puede servir para la autosatisfacción de los miopes. Para quienes entienden que la política democrática es sumar y no restar resulta, en cambio, una actitud de ceguera estratégica con graves consecuencias futuras.
5. La dirección actual ha precipitado el tema de la sucesión en vez de abrirle espacio a la tarea de la Presidenta
Tal vez uno de los errores en principio más inexplicables de la actual dirección es el haber abierto a meses de asumida la Presidenta Bachelet en su cargo la carrera por su sucesión. En efecto, era del todo evidente que en un gobierno de cuatro años la presión por abrir esa carrera se iba a manifestar tempranamente y que el PS debía contribuir a evitarlo. La actitud leal con la Presidenta era en estas circunstancias una sola: dilatar todo lo posible esa carrera por la sucesión, y de ese modo mantener el espacio de acción del gobierno recién instalado y la cohesión de la coalición. Salvo que existiera un evidente consenso en el partido y en la coalición que hiciera posible definir tempranamente la situación sucesoria y generar un horizonte de estabilidad mayor a los cuatro años. Ahora bien, es muy poco frecuente que este tipo de consensos se presente, incluso en regímenes políticos de tanta continuidad como el del PRI en Mëxico por setenta años: el llamado “dedazo” se producía sólo al final de la gestión de gobierno.
En todo caso, el hecho práctico que debía tener en consideración la actual dirección era que ese consenso no existía ni en el PS ni en el resto de la coalición. Debió aprender la lección de lo ocurrido en el gobierno de Patricio Aylwin, que a mitad de período ya tuvo que enfrentar roces, en este caso precipitados por la equivocación de algunos ministros políticos de la época que querían definir en función de sus intereses y pareceres la sucesión presidencial, lo que por lo demás resultó fallido. De paso, las proclamaciones del Secretario General de la OEA tempranas y reiteradas por miembros de la actual dirección, hechas con cierta suficiencia un tanto irrealista (recordemos el “prácticamente todos en el PS están con José Miguel”) no contribuyeron para nada a afianzar las opciones del ex ministro y generaron fuertes problemas al PS, al gobierno y a la Presidenta.
Sin embargo, se puede enunciar una conjetura: lo que buscaba la actual dirección era simplemente consolidar su poder interno con la idea de ofrecer un estrecho vínculo no solo con el actual sino también con el futuro gobierno, teniendo a la vista una práctica clientelística que se ha instalado en el Estado nacional, reproduciendo costumbres originadas en la república tradicional y que no parecen ser dignas de ser combatidas demasiado intensamente por la actual dirección. El deber de actuar responsablemente frente al gobierno de la Presidenta Bachelet en materia de sucesión quedó así relegado a un segundo plano.
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Una nueva dirección tendrá entonces que tomarse en serio los acuerdos del reciente Congreso, unificar al partido buscando el apoyo de todos a la Presidenta Bachelet, defender las opciones programáticas socialistas en contradicción enérgica con el neoliberalismo, establecer en el partido una separación nítida y tajante entre negocios y política, buscar reestablecer una mayoría parlamentaria para la Presidenta y orientar con serenidad, después de las elecciones municipales, la definición de un candidato único de la Concertación mediante el pronunciamiento popular en el caso de que no pueda llegarse a consensos sobre quien debe encabezar la próxima etapa y producir una nueva derrota de la derecha.
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