Desenlace en Francia
El presidente Emmanuel Macron nombró a un primer ministro de derecha, Michel Barnier, un conservador que fue parlamentario, ministro de Chirac y Sarkozy y ocupó altos cargos en la Unión Europea. Tomó posición en el pasado a favor de la "inmigración cero" planteada por Jean Marie Le Pen y votó, en su momento, en contra de la despenalización de la homosexualidad en la Asamblea Nacional.
Este nombramiento viene más de dos meses después que los apoyos de Macron quedaran como tercera fuerza con 22% de los votos en la primera vuelta de las elecciones anticipadas de la Asamblea. Estas fueron convocadas de manera sorpresiva y arriesgada por Macron, luego de la derrota del partido presidencial (15%) frente a la suma de la extrema derecha (37%) y la suma de los 4 partidos de izquierda (32%) en las elecciones europeas del 9 de junio. En el particular sistema político francés, de tipo semi-presidencial, es el presidente el que nombra al primer ministro, sin necesariamente contar con la aprobación de los diputados, como ocurre en los sistemas propiamente parlamentarios del resto de Europa. El primer ministro puede incluso, en este caso, aprobar leyes sin voto en el parlamento, como ocurrió con la reforma de las pensiones (no para reemplazar el sistema de reparto sino para retrasar la edad de jubilación en el marco de ese sistema) pero, a la vez, puede ser destituido en cualquier momento por una mayoría de diputados a través de una moción de censura. Los diputados se eligen en distritos uninominales, en dos vueltas entre los que reúnen más de 12,5% del electorado, siempre que nadie obtenga el 50% en la primera vuelta. La izquierda había nombrado a un candidato común por distrito, lo que Macron calculó no ocurriría al disolver la Asamblea, y pasó a ser la primera mayoría relativa en escaños luego de la segunda vuelta, relegando al macronismo a ser la segunda fuerza parlamentaria y la extrema derecha la tercera. Esta obtuvo en conjunto un 35% de los votos en la primera vuelta del 30 de junio, pero solo un 25% de los escaños en la Asamblea en la segunda vuelta del 7 de julio, lo que ocurrió porque la izquierda y el macronismo llamaron a votar por el mejor situado, incluso si fuera de derecha, para derrotarla. Es lo que se conoce como el "frente republicano", que permitió a la izquierda y a las "fuerzas centrales" de Macron superar a la extrema derecha. El Nuevo Frente Popular de izquierda sumó en esa primera vuelta un 31% de los votos y finalmente el 32% de los escaños, mientras el macronismo logró solo un 22% de los votos y un 29% de los escaños. A ese resultado contribuyeron las políticas de regresión social de Macron, muy resistidas, en nombre de aumentar la competitividad de Francia. El presidente desde 2017 -una figura liberal centrista con rasgos individualistas que estuvo asociado al Partido Socialista después de pasar por la banca y que fue ministro de Economía de François Hollande- terminó de consagrar la deriva conservadora de los últimos siete años. Esta ha incluido rebajas de impuestos a los más ricos, desregulaciones laborales, endurecimientos frente a la inmigración y restricciones al acceso a las pensiones y al seguro de desempleo, junto a políticas liberales como consagrar en la constitución -por primera vez en el mundo- el derecho al aborto. El macronismo se constituyó en la elección presidencial de 2017 con expresiones de la derecha tradicional, como la del ex primer ministro Édouard Philippe, o provenientes antes de esa fecha del Partido Socialista, como el primer ministro saliente Gabriel Attal (hoy jefe del grupo parlamentario macronista).
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