¿Sistemáticas o graves y masivas?

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Discutir nimiedades es parte de la costumbre nacional para no ir al fondo de los asuntos: ¿qué diferencia sustancial pudo haber entre "sistemáticas" y "graves y masivas" violaciones de derechos humanos en 2019? Esta última es la expresión utilizada por el consejo del Instituto de Derechos Humanos en la época. Para algunos, lo sistemático indicaba una voluntad de gobierno que a su juicio no existía. Pregunto: ¿como podría existir algo "grave y masivo" en materia pública por generación espontánea? ¿Nadie fue responsable? Es evidente que el gobierno de Sebastián Piñera fue responsable administrativa y políticamente de una represión "grave y masiva". Existió una cadena de mando que ordenó -o al menos permitió- disparar al cuerpo y la cara balines (que fueron retirados mucho después) y bombas lacrimógenas (de lo que fui testigo personalmente), violentando el derecho a la integridad física de las personas. Este es un derecho humano que debe ser respetado. Solo oficiales podían en Carabineros realizar esos disparos, que fueron innumerables.
En realidad, los que niegan el mentado carácter sistemático de la represión, sujeto a una cadena de mando precisa, han señalado que supuestamente estaba en curso una insurrección para tomar La Moneda, promovida por algún grupo extremo marginal -que nunca falta en el paisaje, pero no por eso deja de ser marginal- y por tanto insinuado que la represión ilegal fue un mal menor necesario.
Lo que corresponde es no negar que las violaciones de derechos de los manifestantes y las agresiones violentas a personas que no participaban en nada, como la actual senadora Fabiola Campillai -que se dirigía a su trabajo al momento de ser violentamente agredida- fueron "graves y masivas". Y que debían y deben ser condenadas sin excusas ni pretextos por toda persona civilizada, más aún cuando se autodenomina demócrata. La mantención del orden público nunca debe ser equivalente a una acción policial que escala -en vez de desescalar- los desbordes callejeros y la destrucción de propiedad pública y privada, siempre condenables e inaceptables y que deben ser contenidas y en su caso reprimidas de manera proporcional. La policía no está legalmente autorizada para responder de cualquier manera a una agresión, aunque por supuesto tiene el derecho, en su caso, a la legítima defensa. En la mayoría de los casos, no se trató de legítima defensa de los policías, sino de ataques al derecho a manifestarse y de agresiones injustificadas.
Dicho sea de paso, ¿cuando declinó la violencia callejera en las ciudades? Cuando cambió el gobierno, y no porque los violentos simpatizaran mucho con el nuevo presidente, sino porque se le terminó de quitar toda legitimidad a sus desbordes y se recalibró la acción policial. Esa esa la manera de actuar frente a las violencias urbanas, abordando las causas y en su caso con una acción policial eficiente y proporcional, que contenga y no amplifique las violencias. Carabineros sabe hacerlo, salvo cuando tiene otras órdenes.
La única conclusión válida, si se es demócrata, es que las violaciones de derechos humanos deben ser condenadas y no excusadas y ser objeto de las sanciones judiciales correspondientes. De ello depende que se vuelvan o no a repetir.

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