Maniobras

Es un tanto burda la idea de la UDI y de Elizalde y asociados de "abrirse" a terminar con los 2/3 para que el actual parlamento pueda reformar la actual y la nueva Constitución.

Esto ocurre en el momento en que se perfila en las normas transitorias de la Convención que se mantengan para el actual parlamento los 2/3 con los que el proceso constituyente tuvo que aprobar las nuevas normas. El propósito es que la nueva carta fundamental entre en vigencia plenamente sin intervención de los actuales parlamentarios -elegidos según las normas de la constitución vigente por órganos que van a cambiar de composición y roles- hasta 2026.

El objetivo de la UDI, Elizalde y compañía es, en cambio, trasladar desde la Convención al actual parlamento la redacción final de la nueva Constitución, si obtiene la mayoría el 4 de septiembre, y esto antes que entre plenamente en vigencia en 2026, y a pesar de haber sido aprobada por el pueblo. Los actuales parlamentarios podrían entonces anular -construyendo una coalición conservadora de amplio espectro, hoy mayoritaria en el actual Congreso- con mayoría simple todo lo hecho por la Convención por 2/3. Por parte de la UDI se entiende, pero lo de Elizalde ¿no es un poco mucho en su pertinaz intento de mantener a toda costa el Senado (contra la opinión histórica en la materia de la izquierda y el socialismo chileno) y su posición de corto plazo en él?
Lo lógico es que la nueva Constitución pueda reformarse por mayoría simple (o mediante plebiscito si no reúne 2/3 en las disposiciones fundamentales, según lo actualmente aprobado) desde que empiece a regir el nuevo parlamento. Las reformas que se quieran hacer a y con la nueva normativa, como será propio de la nueva dinámica democrática, deben poder producirse con un Congreso de los Diputados elegido en base a distritos que reflejen la igualdad del voto en proporción a la población, paritario y con escaños reservados, junto a la nueva Cámara de Regiones. Si no, todo lo hecho sería una simple pérdida de tiempo y un engaño manifiesto, con consecuencias sociales y políticas impredecibles.
Recordemos que los de la UDI se "abrieron" en 2005 a terminar con los senadores designados y vitalicios cuando la suma de los expresidentes empezaría a dar los quórum necesarios para las reformas en el Senado. Siempre se puede contar con estas astucias de quienes defienden sus ilegítimos privilegios de poder. Todas las maniobras que están tramando los que quieren que todo cambie para que nada cambie no hace sino hablar muy mal de ellos pues rebajan y desprestigian una vez más la política chilena ante la ciudadanía.

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