De nuevo sobre la inflación

Como era de esperar, el impulso de la economía mundial y diversos problemas de suministro en el último año, acelerados por la reciente invasión rusa a Ucrania, produjeron un fuerte aumento de los precios internacionales del petróleo (el precio del barril WTI pasó de 58 dólares en enero de 2019 a 83 dólares en enero de 2022 y a 109 dólares en marzo de 2022, el más alto de los últimos 7 años) y de los alimentos (sus precios han subido en los últimos 7 meses en 75% y en 13% en marzo, según el índice de la FAO). Esto ha repercutido inmediatamente en Chile. La cifra mensual de inflación de marzo es muy alta y llegó al 1,9%, llevando el ritmo anual a 9,4%.

Como siempre en estos casos, hay que mantener la calma. No por mucho madrugar amanece más temprano. Lo peor es seguir insistiendo en hacer entrar en recesión a la economía, como pretende el Banco Central, para combatir una inflación importada coyuntural que no se puede evitar, salvo, como se anunció correctamente por el gobierno, congelando algunos precios, como el del transporte.
Un comentario de puesta en perspectiva: prácticamente todos los economistas nacionales, desde Rolf Lüders hasta Ricardo Ffrench-Davis, señalan que el mejor momento económico de Chile fue el del gobierno del presidente Aylwin, gracias a sus políticas de "crecimiento con equidad" (gobierno del que formé parte como el subsecretario más joven, a mucha honra). En efecto, el crecimiento promedio del PIB en 1990-1993 fue de 7,7%. Muy bueno. Nunca visto en la historia de Chile.
¿Y cuál fue la inflación promedio en ese período? Un 19,0%. Sí, están leyendo bien. Un 19.0%. Más del doble de la inflación actual. Repito, más del doble. Partió con un 26,0% en 1990 y fue aún de 12,7% en 1993. A nadie se le ocurrió entonces hacer entrar en recesión a la economía, sino realizar un control progresivo de la inflación, especialmente a través de una política concordada de ingresos pactada con la CUT, junto a promover un muy alto crecimiento. La economía se siguió expandiendo a muy buen ritmo hasta 1999, creando empleos sistemáticamente y sentando las bases de la mejoría de muchos indicadores sociales, junto a una inflación que siguió bajando apoyada en una política fiscal con superávits (como corresponde en una situación de alto crecimiento para moderar la demanda y constituir reservas fiscales para abordar las situaciones recesivas) y una política monetaria con tasas de interés real bajas. Hasta que el Banco Central equivocadamente subió la tasa de interés a 13% frente a una crisis externa (la "crisis asiática") y al gobierno se le ocurrió bajar tres veces el gasto público ese año. Lo que provocó una recesión evitable y una explosión del desempleo.
¿Y este año que está pasando? Aumentos continuos de la tasa de interés y una caída programada de 23% del gasto público, que las buenas medidas de apoyo anunciadas por el gobierno de Gabriel Boric por su magnitud no van a revertir, hasta dónde se puede inferir del plan dado a conocer. Me encantaría poder decir lo contrario, pero los ingredientes para una recesión están sobre la mesa y esto puede coincidir con el plebiscito de salida. Cada cual puede sacar sus conclusiones.

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