Comentario político del viernes 7 de abril
El panorama político se complica día a día. La derecha empieza a sufrir el desgaste de su candidato recién proclamado, que no logra sortear la estela de escándalos en materia de relación indebida entre dinero y política. Las encuestas publicadas no muestran el dato principal: en segunda vuelta Piñera perdería hoy la elección. Los candidatos de la Nueva Mayoría se desgastan unos a otros, el PS decide no tener candidato propio, y probablemente apoyará a Guillier buscando mantenerse en el gobierno pero sin programa y a costa de una fractura interna. El Frente Amplio no se resuelve a realizar una convocatoria amplia, avanza en la nominación confidencial por redes sociales de una candidata sin experiencia política y se refugia en un rincón del escenario con un rechazo reactivo a todo, sin propuestas muy claras sobre como gobernar el país y hacia donde encaminarlo.
El gobierno, en este estado de confusión en el escenario político, no está colaborando mucho en aclararlo. Envía a completo destiempo una reforma legal para llegar a una nueva constitución mediante una convención, sin precisar su naturaleza, lo que en todo caso necesita dos tercios de los votos del parlamento. La derecha se apresuró a reaccionar con virulencia y anunciar su voto en contra, cautelando su arma principal: el poder de veto que le da la constitución de 1980, al margen de lo que decida la mayoría en elecciones. En un tema crucial para todos, el gobierno parece estar actuando solo para cumplir, consagrando que no se avanzará en nada en materia de nueva constitución.
Algo parecido ocurre con el tema de las pensiones. La demanda social por un cambio que saque a las AFP del horizonte y por establecer un sistema solidario, se traduce por parte del gobierno en disputas entre ministros y una discusión centrada en subir en 5% las cotizaciones, pero sin cambiar en nada la capitalización individual que entrega pensiones promedio de 260 mil pesos. No se propone lo que es necesario: avanzar hacia una pensión garantizada universal financiada por el 10% de todos los ingresos, incluyendo los del capital y no solo los del trabajo, y promover el ahorro para pensiones complementarias sin el monopolio de las AFP.
Aumentar en 5% la cotización de los trabajadores en medio de una situación económica cada vez más difícil (la economía cayó en el cuarto trimestre de 2016 y lo hará también en el primer trimestre de 2017, es decir se encuentra avanzando hacia una recesión) no parece ser la mejor de las ideas.
Cabe pedirle al gobierno que se preocupe primordialmente de reactivar la economía y la creación de empleo, y que no persista en buscar amarrar cosas para el futuro para lo que ya no cuenta con tiempo, como en el tema de las pensiones o la constitución. A los que estamos intentando armar una tercera alternativa política más allá de la derecha y la Nueva Mayoría nos cabe seguir en el esfuerzo, proponer nuevas alternativas para mejorar las condiciones de vida de la mayoría social, no seguir en más de lo mismo y ofrecer opciones a los electores para tener un mejor gobierno desde marzo de 2018.
Intentaré seguir comentando todos estos temas una vez a la semana por esta vía.