Ir al contenido principal

La primera vuelta en perspectiva

En las dos elecciones presidenciales anteriores a la de diciembre de 2009 la derecha obtuvo en primera vuelta un muy buen resultado. En 1999, con Joaquín Lavín como único candidato, alcanzó el 47,5% de los sufragios válidamente emitidos (sin contabilizar los votos nulos y blancos), situándose a menos de medio punto porcentual de Ricardo Lagos, con apenas unos 31 mil votos de desventaja. En 2005, las candidaturas de Sebastián Piñera y de Joaquín Lavín sumaron juntas el 48,6%, lo que en esta ocasión implicó superar el 46,0% de Michelle Bachelet, con una diferencia a favor de la derecha de nada menos que 186 mil votos, lo que a veces se olvida. En efecto, hace ya una década que quedaron atrás las victorias holgadas de la Concertación en primera vuelta, dirimiéndose desde entonces la contienda presidencial en la segunda vuelta electoral que prevé nuestro sistema institucional.

En enero de 2000, Joaquín Lavín incrementó su votación de primera vuelta en 143 mil votos, pero Ricardo Lagos lo hizo en 300 mil votos, sellando su victoria por una diferencia porcentual de 2,6 puntos (51,3% contra 48,7 %). Se produjo probablemente el apoyo de buena parte de los 291 mil votantes de Gladys Marín, Tomás Hirsch y Sara Larraín, mientras unos 123 mil ciudadanos se sumaron al proceso electoral en comparación a los que sufragaron en primera vuelta.

En cambio, en enero de 2006 el comportamiento fue diferente: no se incrementó mayormente la participación electoral (con solo 17 mil votos más), mientras Sebastián Piñera no logró reunir tras su nombre los votos que se habían expresado a favor de la derecha en la primera vuelta presidencial, con una pérdida de 140 mil votos. En cambio, Michelle Bachelet logró un espectacular repunte en la mencionada ocasión, sumando 532 mil votos adicionales, es decir 7,5 puntos porcentuales de votación, una cifra bastante mayor a los 375 mil votos que había obtenido el candidato del Juntos Podemos, Tomás Hirsch. Así, una parte del voto de Joaquín Lavín se transfirió hacia la primera mujer que ha llegado a la primera magistratura del país, que logró ser electa con una importante diferencia de sufragios respecto a la derecha ( 53,5% contra 46,5%).

Como vemos, la primera y la segunda vuelta tienen sus propias dinámicas, en donde la fortaleza inicial de la derecha hasta acá no se ha traducido en un crecimiento suficiente en la segunda vuelta. Pero naturalmente, cada elección es distinta, y la de hoy 13 de diciembre deparará seguramente más de alguna sorpresa, como es propio de la democracia, en la que nada está escrito hasta que los ciudadanos de pronuncian.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

El derrocamiento

Versión actualizada en septiembre de 2024 del artículo aparecido en Políticas Públicas . _________ El 11 de septiembre de 1973 se produjo el derrocamiento de un gobierno  democrático legítimo, seguido de una represión violenta y una dictadura militar prolongada durante cerca de 17 años. Los puntos de vista más serenos sobre este episodio crucial y trágico de la historia de Chile no han sido los más frecuentes. Más bien, siguen arreciando desde los sectores conservadores las descalificaciones del proyecto histórico del gobierno de Salvador Allende. Estos han insistido en descalificar la experiencia de 1970-73 en su contenido transformador y en  su lógica de afirmación de la soberanía nacional y de redistribución del poder en Chile. Y también en negar  la vigencia del ejemplo de consistencia y dignidad de su conductor, Salvador Allende. Para ese sector de la sociedad, es insalvable que el presidente Allende, como el presidente Balmaceda en 1891, no se rindiera frente a la fuerza y que se

Ética de la convicción y ética de la responsabilidad

En estos días hay quienes han relanzado el debate sobre la ética de la convicción y la ética de la responsabilidad, para descalificar una vez más a la primera en nombre de la segunda. Tal vez puede ser de interés transcribir un extracto de mi libro "Remodelar el modelo" de 2007, de LOM Ediciones. Desde 1990 hay quienes han manifestado su preferencia por la llamada ética de la responsabilidad por sobre la ética de la convicción , siguiendo la distinción weberiana . La primera ha dado justificación a una especie de pragmatismo blando que ha devenido en una práctica política crecientemente conservadora. Sin la segunda, no hay posibilidades de realizar cambios modernizadores que sean un auténtico avance para quienes están en una posición subordinada en la sociedad. El más elemental realismo indica que las posibilidades de modificación de las situaciones de subordinación dependen de convicciones que inspiren acciones colectivas persistentes . La dialéctica entre el

Más sobre el embate del gran empresariado: ¿qué hay de los indicadores básicos y de la productividad?

En El Clarín de Chile En el debate sobre el estado de la economía y la sociedad chilena que ha intentado suscitar parte del gran empresariado (“hoy somos más pobres que hace 10 años”), hay que distinguir entre plazos cortos y largos e intentar no nublar la mirada con datos parciales y circunstancias del momento. Lo que nunca es recomendable es buscar satisfacer sin consideración con los hechos las visiones a priori que se pueda tener sobre los modelos y políticas que se consideren mejores o peores. Son legítimas -cada cual tiene inevitablemente maneras propias de situarse en el mundo- y no hay tal cosa como la plena “objetividad” en la apreciación de las situaciones políticas, sociales y económicas, pero hay afirmaciones basadas en algún tipo de evidencia y otras que no lo son en absoluto. En este caso, todos los indicadores económico-sociales, sin excepción, revelan avances en la situación del país en la última década, aunque a cada cual le podrá parecer mucho, parcial o poco. Es la