La Concertación, al menos tal como la hemos conocido desde que se fundó en 1988, ha dejado de existir en la reciente elección. Ya no está en condiciones de reunir bajo una misma opción al electorado de centro y de izquierda progresista en primera vuelta y en el plano parlamentario constituye listas solo instrumentales, acogiendo con éxito candidaturas comunistas en tanto respuesta a la negativa de la derecha de que todas las fuerzas relevantes estén en el parlamento.
La manera sensata de abordar el tema hacia el futuro es tomar nota que, más allá de los deseos de cualquier directiva de partido, una candidatura presidencial democratacristiana tiende a hacer crecer candidaturas a su izquierda. Ocurriría lo mismo a la inversa: una candidatura encabezada por la izquierda progresista estimularía otras más o menos vinculadas al centro. Todo esto no es sino la constatación de las dinámicas de la actual vida política del país. No hay que darle la espalda a esa realidad, hay que darle un n