Liberales y progresistas en la Coalición. Entrevista 2001


GONZALO MARTNER: NO HEMOS GOBERNADO PARA PRESERVAR EL MODELO CHICAGOPor Mónica González, asuntospublicos.cl

Fue el subsecretario (de Desarrollo Regional) más joven del Gobierno de Patricio Aylwin. Y a los 44 años sigue siendo el dirigente más joven entre sus pares en muchas de las carreras o desafíos que emprende. Una marca tan fuerte como la vocación política que heredó de su familia. Su padre fue ministro de Planificación (Odeplan) de Salvador Allende, y su abuelo, Daniel Martner, ministro de Hacienda de Arturo Alessandri. Desde que a los 16 años se fue al exilio y se instaló en París, ha caminado un gran trecho junto a otros protagonistas de la renovación socialista y allí ha instalado su centro de pertenencia, identidad política y afectos motores. Doctor en Economía en la Universidad de París, el actual coordinador interministerial del Gobierno de Ricardo Lagos y potencial candidato a la presidencia del Partido Socialista, responde a la propuesta liberal-progresista con un brío en que se percibe una ira mal sofocada y una gran apuesta por la proyección de la Concertación, a la que sin duda se aferra como pocos.


- José Joaquín Brunner afirma que el socialismo ha muerto, que triunfó el capitalismo y que de éste surgen todas las posibilidades de cambio y progreso. ¿Qué opina usted?
- Que está en un equívoco profundo. ¿De qué socialismo habla? Si se refiere al tipo de sociedad que nace de la revolución rusa de 1917, especialmente después que se consagra el dominio de Stalin, si entiende por socialismo un tipo de sociedad donde hay un dominio estatal sobre todos los medios de producción, un sistema de asignación de los recursos económicos de planificación centralizada, una dictadura de partido único de doctrina marxista leninista y de denominación comunista, la versión de Brunner se acota a la del llamado socialismo real, que no tiene nada que ver con el tipo de sociedad que nosotros queremos construir. Aún así, ese tipo de sociedad sigue existiendo. Allí están Cuba y Corea del Norte, porque la situación de China y Viet Nam es diferente por cuanto tienen algunos rasgos de economía de mercado. De manera que, si se refiere a ese socialismo, éste no ha muerto.

-¿Cuál es el socialismo que sigue vigente y no sólo sobrevive?
- Los de tipo social demócrata, que han gozado de muy buena salud en el Siglo XX y siguen gozando de buena salud en el Siglo XXI, lo que molesta a gente como José Joaquín Brunner, que se niegan a conversar acerca de una vertiente que sigue vigente. Desconocer esa realidad es no entender nada de nada de la historia de los movimientos socialistas en el mundo, especialmente en Europa y América Latina. Sostener que esas vertientes del socialismo democrático han muerto, es falso.

- Este debate en Chile se hace gravitante porque en la Concertación surgen opiniones diversas acerca de qué sociedad se quiere construir. ¿La polémica está acotada a las fuerzas de la Concertación o ya instaló vasos comunicantes con la derecha económica y política?
- Nunca me he podido imaginar ni siquiera por un segundo una Concertación que, precisamente por su diversidad, no esté permanentemente debatiendo acerca de las tareas que tiene por delante, los objetivos que persigue y cómo llevarlos a cabo. Es la coalición más amplia en la historia de Chile, con orígenes históricos, ideológicos, culturales muy distintos y en ella es evidente que el debate debe ser permanente.

- Un debate que enriquece la oferta que su coalición hace al país pero que se transforma en parálisis cuando su intensidad, descalificación o ausencia de diálogo real la entrampa al punto que sus principales actores anuncian que se está ante un vacío de proyecto nacional.

- Entre la constatación de una coalición cuyos miembros son distintos y que para trabajar juntos tienen que ponerse de acuerdo, y la parálisis política, hay un paso que no comparto. La Concertación no está paralizada. El tema es otro. Su tarea fue la reconstrucción de la institucionalidad democrática y está en vías de concluir. La propia derecha ha constatado que no puede aspirar a llegar al poder si no se acoge a las cláusulas democráticas. De allí que es muy posible que esa tarea concluya este año o el próximo y la agenda que viene tiene un fuerte acento económico y cultural.


El Fin de Una Etapa Cambia la Naturaleza de la Coalición

- La aprobación de un proyecto de reformas constitucionales marcaría el fin de la transición política y además, el fin de una etapa de la Concertación. Sin batalla épica ni peligro de regresión autoritaria pareciera que a la coalición se le hace difícil ponerse de acuerdo en un proyecto para la democracia cotidiana. ¿Es así?- El fin de una etapa cambia la naturaleza de la coalición que se construyó esencialmente para terminar con la dictadura y determinar las reglas del juego democrático. Los unos y los otros hicimos siempre concesiones en virtud del objetivo mayor.

- ¿Quiénes son los unos y los otros?
- Está el gran partido cristiano de centro y las fuerzas de izquierda encabezadas por el PS. Está también esta articulación del PS con el PPD y el Partido Radical, que no ha sido siempre fácil. Recordemos que el PR ha tenido alianzas políticas por muchos años con el PDC, salvo en el último tiempo. No creo, francamente, que aquí haya un polo de izquierda. Son relaciones que han ido evolucionando y no sobre la base de códigos tradicionales. Básicamente la Concertación representa la alianza entre la izquierda histórica, encarnada por el PS; y el centro DC, más la articulación que desde allí surge con otras fuerzas.

- Ese es un tipo de concesiones,pero hay otras: las que hizo la coalición a la derecha política y económica y también a las FF.AA para poder dar inicio a la transición. ¿Cómo gravitan en el actual debate de la Concertación?
- Ese es otro gran tema porque determinó ni más ni menos que el camino político por el cual hemos transitado estos últimos 11 años. Lo que ocurrió el '88 y el '89 marcó para bien y para mal estos 11 años. Y eso también es otro debate: lo que se hizo bien y mal, lo que prolongó los enclaves... Pero lo importante hoy es asumir que se termina un ciclo, la tarea de reconstrucción de reglas del juego democrático va terminando y la Concertación debe redefinir su capacidad de actuar, junta o no, en el futuro en función de otras tareas: económicas, sociales y culturales. Eso es lo que subyace en el trasfondo del debate: estamos en otro escenario, otro ciclo político y con tareas distintas. Mi opinión es que la coalición va a proyectarse, a perdurar y sobre la base de redefinirse frente a estos otros grandes temas.

- La misión épica de ayer obligó a los miembros de la coalición a deponer todo interés mezquino en función de la gran tarea: terminar con la dictadura. La tarea cotidiana de hoy carece de heroísmo, obliga a sacar identidades, las que aparecen debilitadas. Un flanco que no permite anunciar tan fácilmente que la coalición perdurará.
- Correcto. Hemos entrado a la democracia cotidiana, sin épica. ¡Menos mal! Ni los países ni los seres humanos pueden vivir al borde del abismo por tiempo prolongado. Y precisamente el objetivo de la Concertación fue pacificar a Chile, sacarlo del abismo, ¡y se logró! En los últimos años se han hecho avances notables en la relación cívico-militar. La discusión y las tareas ahora son otras, y el debate no se da en abstracto. Estamos en el inicio de un nuevo Gobierno de la coalición y ése ha sido un factor adicional de suma importancia y que no se puede pasar por alto. Que la coalición haya resistido el paso del liderazgo del gran partido de centro de cultura social cristiana a otro, encarnado por una persona que proviene de la otra gran vertiente que compone la coalición, y que esto haya ocurrido sin que la Concertación se quiebre, es un hecho político de la mayor importancia y, sin embargo, ¡se da por hecho simplemente! Para el PDC no ha sido fácil adaptarse a una nueva situación en la que no tiene liderazgo presidencial en un sistema en que éste es crucial. En consecuencia, es lógico, creo, que la Concertación atraviese por un período de turbulencias.

- Turbulencias que están en su apogeo y se anuncian aún más álgidas.
- Sí, especialmente porque se ha producido en el campo del debate de ideas un tensionamiento excesivo por la irrupción mediática masiva y sistemática de lo que se ha llamado la visión liberal, que busca imponer en la coalición un determinado modo de proceder en el área económica y social. Imponerlo de un modo que rompe la cultura pactista que habíamos construido. Cuando se dice si no se adoptan estas medidas de la agenda económica liberal -que por lo demás es la misma de Alvaro Bardón- es decir, privatizar, bajar impuestos, desregular, no vamos a llegar al desarrollo en el 2010, se está descalificando en forma total las otras visiones que dicen que justamente para llegar al desarrollo se necesita un Estado más activo, más protección social y una adaptación de la sociedad chilena a las nuevas circunstancias de la economía mundial en un nuevo tipo de combinación entre Estado y Mercado.

- La irrupción de la visión liberal podría obedecer a la percepción de que el Presidente Ricardo Lagos no ha adoptado una decisión y lo que se busca es forzarlo a optar. Un segundo elemento de interés es que esta nueva corriente liberal aparece reemplazando al antiguo partido transversal de la Concertación que diseñó la cultura pactista y aseguró la cohesión interna.- Preservar la coalición - la que tiene fuerza y proyecto para hacerlo y además es la única alternativa frente a la derecha-, supone la renovación o reestructuración de la cultura del compromiso. Y cuando una parte alega que, o se hace lo que ellos proponen o se va a la hecatombe, eso atenta en contra de la cultura pactista y la capacidad de ponerse de acuerdo. Más aún cuando parte importante de la vocería de esta visión liberal son quienes en su momento jugaron un rol muy significativo de articulación transversal y de funcionamiento dentro de la coalición y hoy están en posturas extremadamente cerradas y polarizantes.


"La Transversalidad Entendida Como Búsqueda de Acuerdos Reservados se Acabó"

- ¿A quiénes se refiere?
- Me sorprende, por ejemplo, que Edgardo Boeninger, una persona decisiva en este proceso de articulación, sin perjuicio de haber mantenido siempre su identidad y su visión particular, juegue hoy un rol en el Senado sobre la base de no de haber sido electo sino de haber sido nombrado por el Presidente de la República y muchas veces uno se encuentra con un Boeninger trabajando en contra de los proyectos del Presidente. Me parece bastante delicado. Considero muy importante mantener las formas, los respetos y las lealtades que la historia de esta coalición y la fuerza de los lazos que hemos logrado construir en estos años merece. Lo que corresponde es que se expliciten las posiciones de cada cual porque es la única manera de ponerse de acuerdo. La transversalidad entendida como la búsqueda de acuerdos más o menos reservados, se acabó y ya no tiene sentido. Sí lo tiene abrir el debate pero no como una imposición. Eso lleva a la coalición a la ruptura, en circunstancias que en el terreno económico, social y cultural hay mínimos comunes suficientemente importantes como para proyectarse con nueva fuerza.

- Habla de la existencia de mínimos comunes importantes y, sin embargo, el debate se ha vuelto ácido y descalificador a propósito del proyecto de ley sobre la reforma laboral, la evasión tributaria, la ley de divorcio, por citar los últimos. Tienen mayoría en el Senado y hay leyes que no salen de allí por carencia de acuerdo en la coalición oficialista.
- Pero hubo una votación en general sobre la evasión tributaria y la reforma laboral que no se veía evidente. El Seguro del Desempleo también en su momento dio origen a un debate intenso y allí está la ley. El Gobierno tiene una agenda con un fuerte componente económico-social, orientado a señalar que Chile es una economía abierta pero que eso implica deberes para proteger a los más débiles, y avanza paso a paso con la reforma laboral y de evasión tributaria. Ha habido turbulencias, pero nada dramático, ¡se llega a puerto! Estoy convencido que la coalición va a mostrar logros importantes en temas de gran controversia. Esta discusión ha evidenciado que existen temas de la agenda económico-social en donde no ha habido discusión suficiente y se está realizando sin paralizar ni hacer fracasar los proyectos de ley del Presidente Lagos. Sí creo que hay que hacer un reordenamiento...

- Y éste pasa, según algunos, por forzar al Presidente Lagos a que decida con qué visión económica y social de las que están en el centro del debate va a gobernar.
- El Presidente ha sido elegido por la coalición y quiere gobernar con ella hasta el final, por lo que esta petición de que el Presidente opte y se decida es completamente absurda. Y esa es la crítica que le hago a este grupo liberal: un Presidente tiene que arbitrar sobre la base de mantener la coalición.

- Cuando dice que las propuestas de los liberales en lo económico son las mismas de Alvaro Bardón, ¿está dando por hecho de que hay espacio para arbitrar?, ¿o la propuesta de la corriente liberal ya está traspasado la línea de la Concertación y se ha puesto fuera de la coalición?
- Es que son exactamente las mismas posturas que Bardón... Ahora, ningún miembro de la coalición, si es responsable, tiene derecho a pedirle al Presidente, como jefe natural de la coalición, que arbitre en su favor. Sería romper la coalición y con ello le hacen el juego a la derecha y buscan generar un cuadro con una Concertación debilitada, dividida para imponer sus posiciones. El Presidente tiene que arbitrar pero para mantener la cohesión de la coalición. Intentar que el Presidente imponga una visión es propio de alguien que no quiere que siga la coalición y eso hay que decirlo claramente. Pero hay otro tema de fondo, la visión económica liberal al interior de la coalición es sumamente minoritaria. Es cosa de constatar la opinión al respecto en los cuadros representativos de los cuatro partidos que la integran.

- Los militantes de los partidos son cada vez menos, lo que indica que ese termómetro no es muy decidor. Pero, pareciera, que la coalición se encamina a la necesidad de formular un nuevo pacto en el terreno económico-social, un nuevo diseño de metas y tareas y nuevas reglas de cohabitación interna. De lo contrario, se rompe.
- Un pacto de gobierno y no de gobernabilidad. Y el pacto de gobierno se hizo ya con los representantes legítimos de las fuerzas políticas que componen la coalición. Eso se tradujo en un programa de Gobierno y en una acción de Gobierno. Por eso le insisto: este no es un tema de gobernabilidad, esta es una coalición que gobierna.

- Pero existe discrepancia acerca de cómo gobernar. ¿No es paralizante esa disyuntiva?
- Quienes tienen posturas económicas ultraliberales son muy minoritarios en la coalición. A su vez, no cuentan con el apoyo de las estructuras representativas y legítimas de los cuatro partidos de la coalición con representantes en el Parlamento. En consecuencia, esta visión opera sobre la base de las posiciones de algunos parlamentarios. Desde el momento en que la Concertación cuenta -y veremos qué ocurre en marzo próximo- con una mayoría simple en el Senado, dada por el voto de un senador, cualquier senador de la coalición está en condición de condicionar esa mayoría. En consecuencia, el poder de un senador es muy grande. Y si cada senador entiende que es decisivo para todo y va a condicionar la política del Gobierno, entonces ya entramos en otro cuadro que algunos favorecen y estimulan y que otros claramente quisieran establecer.

- ¿Cómo va a enfrentar su partido esta ofensiva liberal?
- En el plano de las ideas, explicitando lo que se quiere hacer y por qué es bueno para Chile. Y en el plano político este debate debe hacerse en el marco de la mantención de los compromisos de la coalición, de sustento del Gobierno, un debate abierto y franco pero con espíritu de pacto. Y si esas condiciones no se cumplen - y me temo que es lo que está detrás de la acción que hemos visto de estos liberales- el debate se va a transformar en una crisis. Del debate de ideas vamos a pasar a una crisis política. Pero como creo que son demasiado minoritarias esas posiciones, eso no debiera ocurrir. Cuando se hacen afirmaciones tan absurdas como que todos los modelos de tipo social demócrata - y de tipo social cristiano- que implican una combinación entre economía de mercado con fuerte protección social, son un fracaso, uno concluye que es gente que tiene una arrogancia extrema y una completa ignorancia respecto de cómo funciona el mundo progresista hoy y el mundo en general. Cuando se dice que debe haber total y completa flexibilidad en los mercados de trabajo, se está afirmando una postura legítima; pero cuando se agrega que si no se hace aquello la economía se va a derrumbar, ¡estamos frente a un debate clausurado desde el inicio!

- Pero intentémoslo. ¿Qué responde usted?
- Lo competitivo no está dado por quién tiene en el corto plazo los costos más bajos, sino por quién tiene la capacidad de agregar valor más significativo. Y eso significa que la relación de comando y obediencia, relación que por mucho tiempo sustentó el tipo de empresa que opera en el mercado, está enteramente cuestionado. Esta visión ultra liberal sólo transmite la necesaria flexibilidad que interviene en la economía del mundo moderno olvidando completamente que las estructuras rígidas, jerárquicas, carentes de toda colaboración entre quienes son dueños de una empresa y quienes trabajan en ella, son cuestiones decisivas para lograr la competitividad. Lo que se busca, finalmente, es imponer normas duras que se traducen en ausencia de toda negociación colectiva, de toda organización sindical y de pleno predominio de quienes son dueños de esas empresas respecto de quienes trabajan en ellas. Una visión arcaica y no moderna.

- La Concertación desde que inició la reconstrucción democrática en 1990 prometió modificar la legislación laboral creada por la dictadura. El proyecto del Gobierno de reforma laboral persigue avanzar en ese camino pero ha sido cuestionado no sólo por la derecha sino por un sector importante de la Concertación. ¿Se puede seguir diciendo que es una posición minoritaria si paraliza los puntos medulares del programa de Gobierno?
- No tienen razón quienes sostienen que encarecer el costo del despido, aumentar los salarios mínimos, favorecer la negociación colectiva para aumentar los salarios implique menos empleos. ¡No es así! Tampoco ha sido la promesa de la Concertación de que volveríamos a la red de protección social del '70, pero sí mayores equilibrios entre empleadores y trabajadores. Y para ello es básico generar condiciones legislativas que favorezcan su organización y su capacidad de negociar en el contexto de la empresa, lo que incluye temas como la adaptación de los horarios de trabajo. El proyecto de ley que se envió tiende a provocar que disminuya el tiempo de trabajo. Es muy importante que Santiago deje de ser la ciudad en la que más se trabaja y con una productividad por hora trabajada de las más bajas del mundo. Los simplismos liberales como "que no haya sindicatos, que no haya protección social, que se trabaje hasta donde sea necesario para que la empresa produzca, un medio ambiente sin regulación porque eso también atenta contra el empleo", ese discurso a la Bardón, es ignorante y contrario a lo que la coalición ha planteado siempre sobre el tema.

- Bueno, ese es el problema, los acuerdos y consensos de ayer ya no rigen. ¿Cómo se resuelve el problema? Si no existen códigos básicos sobre compromisos adquiridos cualquier miembro de la coalición puede sostener lo que quiera sin que se le atribuya falta de lealtad con una mínima identidad "concertacionista".
- A veces las apariencias engañan. Nosotros tenemos varios pactos que nos atan los unos a los otros en el sentido más positivo. Tenemos un compromiso de sostener un gobierno para realizar un conjunto de reformas lo que no impide que los contenidos de esas reformas a veces sean sujeto de controversias. En el cónclave "Santiago I " acordamos una serie de reglas del juego que están firmadas, lo que se traduce en que el Gobierno plantea sus puntos de vistas y si hay una amplia mayoría en torno a ellos, especialmente de los parlamentarios de la Concertación, se entiende que autoriza a todos a invocar una disciplina de coalición que implica que deben deponerse las opiniones distintas. Esas reglas del juego indican que si uno o dos senadores entienden que ellos se van a imponer por sobre los otros, eso no es correcto ni legítimo. Y hasta aquí no ha ocurrido. No se ha bloqueado ni un solo proyecto de ley del Presidente por obra de uno o dos senadores de la Concertación. Lo que sí cabe advertir es que si llegara a ocurrir, eso significaría una crisis importante, pero en el terreno de la democracia, de una gobernabilidad asegurada. ¡Nada dramático!

- Por lo tanto si nada es dramático, esperemos que ocurra...
- Lo digo porque el mensaje mediático de estos liberales es dramático: si no se hace lo que ellos plantean, el país va a la hecatombe y al subdesarrollo. Un discurso imperativo y descalificador.


"No hemos Gobernado Para Preservar el Modelo de los Chicago"
- Entonces, se abre el espacio para el debate abierto y luego vendrá el terreno de las definiciones y acuerdos. ¿Cómo definiría su visión?
- En esta etapa se harán reformas importantes en el terreno económico, social y cultural que aumentarán los grados de cohesión social del país. He sido toda la vida un antiestalinista convencido, pero si el dilema fuera entre ese modelo versus el capitalismo salvaje, entonces no nos estamos entendiendo. Ellos dicen "hemos adoptado el modelo neoliberal, así es la vida, porque el capitalismo triunfó". Eso lo puede decir alguien que en su momento fue partidario de la planificación centralizada. Doctrinarios ultraortodoxos, marxistas leninistas, hoy día son doctrinarios ultras liberales. Así es la vida. Si por mantener el modelo se entiende no ir a la planificación central y a la estatización de los medios de producción, así es muy fácil decir no hay que cambiar el modelo. Lo que digo es otra cosa: hay modelos múltiples que no son los del capitalismo salvaje ni el modelo stalinista de la economía. Bueno, eso es precisamente lo que ha hecho la coalición en los diez años que ha gobernado. El entonces ministro de Hacienda, Alejandro Foxley, fue al Parlamento a subir los impuestos. No hemos gobernado para preservar el modelo de los Chicago, Sergio de Castro y Bûchi. ¡Hemos gobernado para modificarlo y lo hemos hecho! El costo de despedir es más alto y el salario mínimo todos sabemos que es diametralmente más alto. ¡No entiendo lo que dicen!

- La polémica real es por lo que viene y no por lo que se ha hecho, no confundamos más la discusión. Y lo que viene es muy relevante, hace a la esencia del modelo y tiene que ver con qué modificaciones se pueden llevar a cabo en el sistema de AFP, el sistema de Isapres, a la estructura de propiedad de Codelco, Enami y otras empresas estatales. Eso es lo realmente en juego.
- Si bien lo que hemos hecho ha sido relevante, lo que viene efectivamente es más sustantivo, eso no impide constatar que lo que hicimos fue en acuerdo total. Son otros lo que han cambiado de opinión, no nosotros. Y cuando uno conversa estos temas con la mesa directiva del PDC, constata que tampoco ellos han cambiado de opinión y a veces son más radicales que nosotros en defender estas posturas.

- Cuando afirma "son otros los que han cambiado", ¿se refiere a una fuerza que sigue siendo concertacionista?
- No son parte de la derecha porque siguen siendo democráticos. Y eso es muy importante y crucial. Son de derecha en el plano económico-social, y no lo son en el plano cultural. En materia económico-social hay un debate que ha sido polarizado al interior de la Concertación por quienes han adoptado una agenda liberal. Estamos frente a un grupo muy pequeño y minoritario pero que se ve importante porque cuenta con todos los espacios de comunicación para expresarse. No operan a través de un partido, que no lo tienen, sino a través de los medios de comunicación. Y eso es lo que uno considera ilegítimo.

- Muchos de ellos, así como distintos cientistas políticos, coinciden en que este debate en los partidos políticos es casi imposible por su debilitamiento y decadencia.
- Entonces el cuadro es distinto, porque plantear que los partidos políticos son inconducentes no es democrático. La democracia requiere de partidos políticos. Lo otro es el gobierno del Estado a través de caudillos. En la democracia funciona el respeto a las minorías y el derecho de éstas a transformarse en mayorías y para que haya mayorías y minorías se requiere de expresiones organizadas que son los partidos políticos. ¿O va a mandar "El Mercurio" o "La Tercera"? Si hay una corriente liberal en la coalición sería conveniente que se organizara y se expresara como tal.

- En la última elección presidencial la Concertación estuvo a punto de perder. La gente, pareciera, no querer "más de lo mismo". ¿Cuál es la alternativa?
- El programa está ahí y no es más de lo mismo. Es producto de una lectura que tomó en cuenta el creciente malestar en la población y que gatilló un debate en la coalición. Tironi, gran amigo mío, decía el otro día algo así como que son las elites conservadoras - que seríamos nosotros- las que provocamos el malestar de los sectores populares. ¡Y es al revés! Como tenemos sensibilidad social y política y queremos representar a los sectores populares, nos damos cuenta que ese descontento nos exige no sólo una oferta de tasas de crecimiento.

- ¿Cuál es su oferta?
- Una sociedad más igualitaria y más libertaria. Para eso es indispensable una buena tasa de crecimiento, pero esa tasa es un instrumento y no un medio. Asistimos a una enorme confusión entre fines y medios. Existe un fetichismo de los instrumentos, pero son medios para conseguir determinados fines.

- El malestar no amaina, sigue creciendo. ¿Qué se hace?
- El malestar lo percibíamos el '97 y significó que la Concertación perdiera cerca de un millón de votos, lo que algunos consideraron normal porque era propio de las democracias modernas. ¡Y estuvimos a punto de perder la elección presidencial tres años después! De allí mi enorme desconfianza política en los liberales porque nos pueden llevar a grandes fracasos. Ese malestar que se expresa en un millón de jóvenes que no se inscribe en los Registros Electorales es profundo y se ha agravado con la crisis económica. Nuestra principal tarea es salir de esa situación volcándonos con toda nuestra energía y capacidad en atacar el empleo para obtener niveles de desempleo mucho más bajos. En eso está el Presidente Lagos. Luego la tarea se complementa con mayor protección social, para seguir acompañando el proceso de apertura que haga posible que la prosperidad económica se siga expandiendo y se avance hacia una vida cotidiana de los chilenos infinitamente más grata y satisfactoria. Eso es lo que nos parece importante y no esta exigencia por privatizar, cero protección social, desregular y no proteger el patrimonio, por ejemplo de las aguas, donde el Presidente Lagos decidió concesionar las sanitarias en vez de privatizarlas. Una opción por cautelar el interés público hacia el futuro.

- La Concertación termina una etapa, un ciclo y hay redefiniciones importantes pendientes. ¿Cuándo?
- Una redefinición ya se hizo y el programa reformista del Presidente Lagos lo ilustra. Tenemos cinco años por delante para llevarlo a cabo. Quiero ver lo que sucederá cuando una persona pierda su empleo ahora y tenga un sustento mínimo para salir adelante; cuando la reforma laboral permita que haya una mayor fuerza sindical que proteja salarios y otros beneficios...

- ¿Son ustedes los que piden más de lo mismo ahora?
- El Presidente Lagos acaba de ser elegido con un programa de Gobierno que está además expresado en una agenda legislativa clara y precisa. Si a algunos no les gusta el Presidente o la agenda legislativa, ¡es problema de ellos! Aquí hay un Presidente que tiene el mandato del pueblo y de la Concertación que lo apoyó, si por eso se entiende "más de lo mismo" y no les gusta, ¡mala suerte!

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