Cotizaciones, impuestos y asados
Se ha puesto de moda afirmar con gran prosapia que las cotizaciones deben ser para fines individuales y punto. "Con mi plata no", salvo para alimentar las utilidades insólitas de las AFP con las comisiones o para financiar el perdonazo de la deuda contraída por las Isapres con sus cotizantes por cobros indebidos. En todo esto cuentan con la protección de la mayoría del parlamento, como se vio recientemente, y de economistas al servicio de los intereses del gran empresariado.
Nada de igualar un piso básico para hombres y mujeres, por ejemplo. Se argumenta que, si de solidaridad se trata, se debe hacer a través de transferencias directas financiadas con impuestos. Estas transferencias son necesarias, claro, pero la mutualización justa de riesgos y la solidaridad entre cotizantes y prestadores de servicios independientes también tiene sentido.
Cada vez que un grupo establece una cuota para un asado, suele ser igual para todos si es más o menos homogéneo, suponiendo que nadie va acaparar en demasía lo que saldrá de la parrilla. Pero ¿no tiene acaso sentido eximir de pago o pedir una cuota menor a quien viva una situación más difícil? El tema con las cotizaciones no es muy distinto, especialmente en el caso de las mujeres que tienen menos "empleabilidad", tienen "lagunas" por maternidad y suelen recibir salarios inferiores por la misma función que realizan hombres.
Ocurre, además, que los impuestos tienen en el IVA un componente altamente regresivo, por lo que con mayor razón se debe introducir, como hace la reforma previsional propuesta por el gobierno, grados razonables pero significativos de solidaridad entre asalariados (y prestadores de servicios independientes), entre los que existen grandes diferencias de niveles de ingresos. Claro está, las diferencias son mucho mayores con los perceptores de ingresos del capital más ricos, pero estos pagan poco impuesto a la renta en nombre de exenciones para "favorecer el ahorro" y se oponen a todo impuesto a la riqueza, como también propuso originalmente el gobierno y fue rechazado en la idea de legislar por la derecha en marzo de 2023.
Milton Friedman decía que él no dejaba pasar oportunidad de recomendar rechazar o bajar un impuesto, cualquiera éste fuera, dada su postura contraria a la intervención estatal en la economía. Es lo que hace la actual mayoría en el parlamento. Los que valoramos la equidad social, y que todos accedan al menos a niveles de existencia decente, pensamos, en cambio, que no se debe dejar pasar ninguna oportunidad de redistribuir una proporción de los ingresos más altos hacia los más bajos, incluyendo los de las personas dependientes o provenientes de la prestación independiente de servicios.
Los que se oponen hacen gala de aquello que "con mi plata no". Pero no debe dejar de subrayarse que se trata de la expresión más febril de un individualismo desenfrenado, aquel que hace imposible la convivencia decente en cualquier sociedad, incluyendo en ocasiones en los asados.
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