En The Clinic Lo vi por última vez hace unos meses, en un encuentro para recordar a un cercano. Ahí estaba este hombre sencillo, siempre dialogante y afectuoso al modo de los hombres de su época, en ese momento expresando amistad por el que había partido. Estaba acompañado del hijo de su mujer ya fallecida, mi coetáneo de generación, colegio, exilio, universidad y de amistades de la vida a través del cual conocí a lo largo de los años, más allá de la política, a una persona que aprendí a querer y respetar: Carlos Altamirano. Su edad avanzada no lo hacía menos lúcido en la conversación en ese encuentro, compartiendo con sentido del humor y siempre con su inteligencia desbordante. Ese hombre ya era desde hace muchos años un mito viviente, el que tantos quisieron ver muerto y otros tantos descalificaron y siguen descalificando con odiosidad. Si, Carlos Altamirano fue tal vez la persona más odiada por las oligarquías de Chile en el siglo XX, junto a Salvador Allende y a Jacques Ch